La imagen de Lionel Messi caminando por el Camp Nou en la oscuridad recorrió el mundo y despertó una ola de emociones entre los fanáticos del Barcelona. En la mañana del lunes, el capitán de la selección argentina compartió en sus redes sociales fotos y un video de su regreso al estadio que marcó su vida futbolística.

“Anoche volví a un lugar que extraño con el alma. Un lugar donde fui inmensamente feliz, donde ustedes me hicieron sentir mil veces la persona más feliz del mundo. Ojalá algún día pueda volver, y no solo para despedirme como jugador, como nunca pude hacerlo”, escribió Messi junto a las imágenes.

El posteo reflejó la profunda conexión que el rosarino mantiene con el club y sus hinchas, y generó una inmediata reacción del FC Barcelona, que le respondió con un mensaje en catalán: “Sempre benvingut a casa teva, Leo” (“Siempre bienvenido a tu casa, Leo”).

Según el periodista Roger Saperas, de RAC1, el número 10 llegó al estadio sin previo aviso la noche del domingo, acompañado por Rodrigo De Paul y Pepe Costa, su histórico asistente. El propio De Paul fue quien tomó las fotos y el video que luego Messi publicó.

Fuentes del club confirmaron que el astro no había solicitado permiso formal para ingresar, lo que generó sorpresa entre los porteros y el personal de seguridad. Pese a ello, le permitieron el acceso “por ser él”. La directiva se enteró recién al día siguiente, cuando el material se viralizó.

La visita se produjo justo antes de que Messi viajara a Alicante para sumarse a la concentración de la selección argentina, que enfrentará a Angola el 14 de noviembre. El jugador aprovechó su estadía en Barcelona para recorrer las obras de remodelación del estadio y revivir recuerdos del lugar donde alcanzó sus mayores hazañas deportivas.

Messi no pisaba el Camp Nou desde su salida en agosto de 2021, cuando el club anunció que no renovaría su contrato pese a que existía un acuerdo previo. Aquel día, entre lágrimas, expresó: “Me hubiera gustado despedirme de otra manera. Nunca imaginé mi despedida porque no la pensaba”.

La visita, más allá de su carácter íntimo, tiene un fuerte valor simbólico: representa el lazo eterno de Messi con el Barcelona y, al mismo tiempo, la distancia que aún persiste con la dirigencia encabezada por Joan Laporta.