Venta de cazas F-16 Fighting Falcon: una puja geopolítica
En la Argentina preelectoral e inflacionaria no parece tener ningún interés el último gran viaje al exterior del Presidente Alberto Fernández a Beijing para entrevistarse con su par de la República Popular China, Xi Jinping.
Sin embargo, la participación del Jefe de Estado argentino en el III Foro Económico de la Franja y la Ruta para la Cooperación Internacional, sus reuniones con empresarios mineros y de las comunicaciones chinas, la plana mayor de Huawei, investigada en Occidente, serán seguidas con mucha atención por los diplomáticos de la administración demócrata de Joe Biden y, por la generala, cuatro estrellas, jefa del Comando Sur estadounidense, Laura Richardson, que en una reciente entrevista ofrecida al periodista Andrés Fidanza, habló de “...la maligna influencia” militar de China.
En ese contexto de enorme preocupación por la incidencia del país asiático en la región, que ha encontrado en la gestión de “Lula” Da Silva en Brasil a un aliado que se aleja de los mandatos de Washington, los funcionarios estadounidenses temen que la Argentina incremente sus acuerdos militares con Beijing ante las urgencias financieras y monetarias que atraviesa el país y toma nota de la afinidad ideológica de representantes nacionales, como el embajador argentino en China, Sabino Vaca Narvaja, con la cúpula del Partido Comunista Chino.
El temor que existe en Washington por los resultados del último viaje de Alberto Fernández al exterior se tradujo en el trámite veloz que otorgó el Departamento de Estado para la trasferencia de 24 cazas F-16 Fighting Falcon MLU daneses, decisión que contó con el aval del Congreso de EE.UU. sin que se elevaran objeciones desde el cuerpo legislativo.
Se trata del mismo cuerpo de representantes que integra la congresista estadounidense María Elvira Salazar que meses atrás había advertido que "una fábrica de cazas chinos en Argentina es una muy mala idea".
Según la ex periodista y presentadora de noticias en CNN, María Elvira Salazar, Buenos Aires pretende instalar una fábrica de JF-17, lo que describió como un “trato con el diablo”.
Un tema que parece ser de recurrente preocupación en el Comando Sur norteamericano, uno de los once comandos de combate de la Fuerzas Armadas de EE.UU., según se desprende de la entrevista realizada por el sitio lapoliticaonline.com con la generala, Laura J. Richardson.
La Comandante, veterana de guerra en Irak y Afganistán, señaló que la influencia de la República de China, “...radica en las innumerables formas en que difunde su influencia maligna, ejerciendo su poder económico y realizando actividades en la zona gris para ampliar su acceso e influencia militar y política en la región”.
En ese sentido, se espera que en la visita oficial de Alberto Fernández a Beijing reciba la propuesta definitiva del estado asiático para que el ministerio de Defensa que conduce Jorge Taiana, a través del FONDEF, adquiera los aviones JF-17 Thunder, que son desarrollados conjuntamente por China y Pakistán y que superan la velocidad del sonido.
Taiana también se había interesado por los vehículos blindados 8x8 fabricados por la firma china North Industries Corporation (Norinco) para “satisfacer las necesidades de los militares argentinos para mantener la unidad y la estabilidad”, según un comunicado en Weibo, que es una de las redes sociales más difundidas en China, similar a X.
En total, el plan consiste en la adquisición de unos 40 vehículos blindados 8x8 y unos 12 aviones JF-17 por un valor estimado de 664 millones de dólares.
Los aviones cuestan 50 millones de dólares cada uno y el gobierno de Xi Jinping ofrece una financiación de hasta 15 años.
Argentina se convertiría así en el primer país latinoamericano en operar los aviones JF-17 y ampliaría el alcance del equipo militar chino en la región
Para el experto Santiago Rivas, en un artículo publicado en el sitio especializado Pucara.org, “el JF-17 chino sigue en carrera, aunque la Fuerza Aérea Argentina ha ido perdiendo interés. Uno de los puntos flojos del modelo es que los biplazas ofrecidos no serían del Block 3, como los monoplazas, debido a que la versión de dos asientos solo existe en Block 2, lo que implica que tendrían otra aviónica y capacidades inferiores a los monoplazas. Esto no solo generaría una adaptación más complicada, sino también problemas logísticos y que los biplazas tendrían una capacidad operativa más limitada”.
Por otra parte, la oferta estadounidense incluye armamento para los jets supersónicos.
Los cazas F-16, que en la actualidad sirven para la Fuerza Aérea dinamarquesa, incluyen misiles de corto y mediano alcance. Estos sistemas de armas y su combinación con los F-16 sólo son entregados a países aliados de Washington en Asia, tal es el caso de Taiwán, Singapur y a miembros de la OTAN como Holanda, Turquía, Rumanía, y a un país que en estos días es escenario de un conflicto bélico como es Israel.
Estas ofertas muestran el interés del gobierno de los Estados Unidos para que los funcionarios argentinos no caigan en la tentación de la amplia financiación y transferencia tecnológica que le propondrá el gobierno de Beijing en torno a la tecnología aeronáutica.
Sin embargo, habrá que aguardar para ver la respuesta de Alberto Fernández a este compromiso geopolítico que podría ser resuelto por el nuevo gobierno que surja de la próxima elección general en Argentina.
En ese sentido, Santiago Rivas, clarificó, “Dado que todas las ofertas vencen antes de fin de año y viendo el escaso interés desde el Ministerio de Defensa en firmar un contrato, lo cual se suma a que la compra de aviones de combate no fue incluida en el proyecto de ley de presupuesto 2024, la Fuerza Aérea Argentina espera poder negociar con el candidato que gane las elecciones el 22 de octubre para que haya un compromiso para avanzar en la compra apenas asuma el nuevo gobierno. A la vez, se ha pedido al gobierno de Estados Unidos que mantenga la oferta hasta luego de las elecciones, para que no sea necesario iniciar todo el proceso nuevamente y para que los aviones sigan estando disponibles”. (NA)