Las huellas cordobesas de la Revolución de Mayo, en el Archivo Histórico de la Provincia

La fama de rebelde de Córdoba no se forjó en este siglo ni en el anterior, como muchos suponen. Cuando el 30 de mayo de 1810 llegó a la provincia la noticia de que el 25, cinco días antes, el cabildo abierto había decidido romper lazos con España y conformar un gobierno patrio, hubo una inmediata convocatoria a los leales a la corona y la firme determinación de resistir.
Fue el gobernador intendente Juan Gutiérrez de la Concha el encargado de armar una reunión secreta de la que participaron el ex- virrey Santiago de Liniers, Victorino Rodríguez, Joaquín Moreno y Santiago de Allende, entre otros.
De aquel encuentro surgió la decisión de resistir por la vía armada al nuevo orden revolucionario y defender la continuidad del gobierno colonial, con excepción del Deán Gregorio Funes, que se pronunció por acatar las órdenes de la Primera Junta.
La Córdoba del Tucumán era en esos primeros años del siglo XIX una ciudad de unos 8 mil habitantes y alrededor del 40 por ciento eran españoles, el resto se repartía entre castas -sistema de clasificación racial y étnica durante la colonia-, indígenas y esclavos.
Las decisiones se tomaban en la capital, sede de la gobernación intendencia de una extensa generación que abarcaba las actuales ciudades de Mendoza, San Juan, San Luis y La Rioja.
La contrarrevolución cordobesa no tuvo éxito y sus consecuencias resultaron funestas para los cabecillas de la insurgencia. El 26 de agosto, en el Monte de los Papagayos, próximo a la posta de Cabeza de Tigre, en las inmediaciones de donde se encuentra en la actualidad Los Surgentes, todos fueron fusilados.
Corrieron la misma suerte Juan Gutiérrez de la Concha, Liniers, Victorino Rodríguez, Santiago Allende y Joaquín Moreno. Solo salvó su vida el obispo Rodrigo Antonio de Orellana, debido a su estado sacerdotal. El pelotón que ejecutó a los realistas fue dirigido por el coronel Domingo French.
Sofocado el intento de los leales a la corona, Córdoba se incorporó al proyecto revolucionario. El 15 de agosto de 1810, Juan Martín de Pueyrredón asumió como gobernador interino.
Documentos históricos y muestra
Gabriela Parra Garzón, directora del Archivo Histórico de la Provincia de Córdoba, contó que hasta el 30 de mayo se realizará en la sala de Poeta Lugones 401 una muestra de documentos que permiten un recorrido por esa etapa fundacional de la vida argentina.
Se trata de reproducciones de piezas originales que hacen posible reconstruir cómo se vivió la Revolución de Mayo en Córdoba.
Son réplicas de oficios, actas del Cabildo, registros de presos, comunicaciones militares y financieras.
“Cada pieza permite iluminar aspectos invisibles del pasado y entender cómo se fue construyendo la independencia desde distintas provincias, con ritmos y actores diversos”, sostuvo Parra Garzón.
Uno de los documentos, fechado el 23 de agosto de 1810, revela que se solicitaban 12 mil pesos para financiar expediciones revolucionarias en el interior del país, en búsqueda de mayores adhesiones.
Hay testimonios escritos sobre el deteriorado estado del armamento en el sur provincial y el listado de desertores encarcelados.
También está disponible un documento de 1813 en el que se consigna que el Deán Gregorio Funes recibía amenazas por su adhesión temprana al proyecto revolucionario.
Son elementos indispensables para entender el desafío logístico que implicaba sostener un proceso emancipador en un territorio amplio, diverso y poco poblado.
Cualquier persona interesada en examinar el impacto que tuvo en Córdoba el armado de la Primera Junta puede seguir las huellas que muestran el rechazo inicial, los intentos contrarrevolucionarios, la intervención de Buenos Aires y al final, la integración de Córdoba al proceso revolucionario.
Los documentos revelan también la organización político-administrativa de la época y el rol del Cabildo.
También dan cuenta de las tensiones internas, los recursos económicos y militares comprometidos y las resistencias persistentes aún varios años después del inicio del proceso emancipador.
La directora del Archivo Histórico aporta elementos de análisis para comprender por qué Córdoba tuvo una postura inicial de rechazo al proceso revolucionario.
“Tenemos que tener en cuenta que España gobernaba estos territorios desde hacía más de dos siglos”.
Respecto al impacto que tuvo la decisión de conformar el primer gobierno patrio, Gabriela Parra Garzón reflexionó que lo ocurrido provocó “nuevos desafíos que tienen que ver con lo económico, lo político y lo social”.
Explicó que “fue un movimiento político, pero con necesidades que tenían que ver con el abastecimiento de los ejércitos patriotas que debían defender la causa revolucionaria”.
Este último punto es el que a juicio de la especialista motiva la convocatoria a Córdoba y al resto de las jurisdicciones.
Según la directora del Archivo Histórico, invitaban “a ser parte del proceso político pero también a realizar las contribuciones económicas necesarias para afrontar la naciente guerra revolucionaria, cuya finalidad iba a ser, varios años después, lograr la independencia de España”.
La muestra documental estará a disposición del público hasta el 30 de mayo en Poeta Lugones 401 (Nueva Córdoba), de 9 a 18 horas, con entrada libre y gratuita.
La mayoría de los documentos están digitalizados y es posible acceder a ellos en una sala virtual de consulta. Otros, en cambio, pueden ser consultados en forma presencial. Precisamente, la invitación es para hacerlo de esta manera, una inmejorable ocasión de recorrer las huellas que dejó en Córdoba el proceso revolucionario que signó el rumbo de la historia nacional.