"Es difícil pronosticar cuánto tiempo mantendremos este nivel de estabilidad, que podemos llamar meseta. Depende de muchos factores", aseveró, de todos modos, Skvortsova en una conferencia de prensa, citada por las agencias Interfax y EFE.

La funcionaria constató que no solo disminuye la cantidad de hospitalizados, sino que gran parte de los contagiados no presentan síntomas.

"Se liberan más camas en los hospitales y en las unidades de cuidados intensivos, así como ventiladores respiratorios, un claro síntoma de que el proceso comienza a revertirse", dijo la funcionaria.

Sin embargo, llamó a mantener las medidas de protección e instó a que el uso de mascarillas y guantes en los espacios públicos "es parte de un programa profiláctico (...), cuyo principal componente es el distanciamiento social".

Rusia esperaba desde hace semanas la meseta, mientras la cantidad de casos continuaba creciendo hasta ponerla en el segundo lugar del mundo por el número de contagiados, superada solo por Estados Unidos.

Según las cifras oficiales, hasta hoy en Rusia se registraron 262.843 casos de la COVID-19, 10.598 de ellos en las últimas 24 horas, con un total de 2.428 fallecimientos por esta enfermedad, 113 de ellos en la última jornada.

El país se prepara para una desescalada gradual, en tres fases, que dependerán en gran medida de las decisiones que tomen los gobernadores de las 85 entidades federadas de Rusia.

En Moscú, el foco principal del coronavirus en Rusia, desde el lunes se reanudaron las actividades de determinados sectores industriales y la construcción, pero las autoridades mantienen vigentes las medidas de seguridad, incluido el confinamiento para gran parte de la población.