Luego de la dura derrota sufrida en el Senado, donde se aprobaron leyes que incrementan las jubilaciones y reactivan la moratoria previsional, el Gobierno Nacional decidió cancelar toda posibilidad de diálogo con los gobernadores. En la Casa Rosada se instaló la idea de que hubo una “traición” por parte de los mandatarios provinciales, a quienes ahora señalan como cómplices del avance opositor en el Congreso.

El enojo se acentuó tras el quórum y la sanción de las leyes que, según el oficialismo, "atentan contra el equilibrio fiscal". Desde el entorno de Javier Milei aseguraron que no habrá convocatorias futuras para retomar el diálogo con las provincias. 

La molestia oficial también alcanzó a la vicepresidenta Victoria Villarruel, a quien se responsabilizó por permitir la sesión en el Senado. Patricia Bullrich fue una de las voces que expresó públicamente el reproche.

En su discurso de este miércoles en la Bolsa de Comercio, Milei reforzó su postura y habló de “un puñal por la espalda”, en alusión directa, aunque sin nombrarlos, a sus hasta ahora aliados provinciales. Reiteró que vetará las leyes sancionadas y anticipó que, de ser necesario, las judicializará. Sin embargo, confían en que no será necesario llegar a esa instancia.

Desde Balcarce 50 también deslizaron que los gobernadores estarían “aprovechando su última ventana de oportunidad” antes de las elecciones legislativas.