Internacional Federico Lozzano * 21 de agosto de 2021

Afganistán: un país abandonado a su suerte

Afganistán actual es resultado de los 20 años de ocupación extranjera en el siglo XXI, pero también, es fruto de los conflictos durante la década del 80´ y el 90´. La soberanía afgana nunca se consolidó como tal, y la independencia política y económica nunca fue posible. 

La imagen de aviones militares de Estados Unidos despegando del aeropuerto de Kabul con centenares de personas dentro y, gente colgando de los trenes de aterrizaje de dichas naves, constituyen una porción de uno de los conflictos contemporáneos de los que solo se habla cuando se producen hechos caóticos o rupturistas. Hace ya algunos días se conoció la novedad de que Estados Unidos retiraba a sus últimas tropas asentadas en el país asiático y, en consecuencia, dando paso a un “¿nuevo?” período de inestabilidad.

Además, es importante remarcar que el Afganistán actual es resultado de los 20 años de ocupación extranjera en el siglo XXI, pero también, es fruto de los conflictos durante la década del 80´ y el 90´. En otras palabras, en los últimos 40 años la soberanía afgana nunca se consolidó como tal, y la independencia política y económica nunca fue posible. 

Lo único que pareciera conocerse sobre Afganistán (si es que algo se conoce) es que es un país asiático que en su territorio estuvo escondido Osama Bin Laden . Pero esto es solo una pequeña fracción de la historia contemporánea de dicho Estado, a la cual, este artículo hará referencia para contribuir a una comprensión más acaba de los últimos acontecimientos y que posible futuro le depara a un Estado signado por la violencia y el abandono.

En primer lugar, sería correcto definir dicho conflicto brevemente para dar un contexto temporal y espacial. En 1989 la Unión Soviética se retiraba del territorio afgano tras 8 años de enfrentamiento por su control, y se desataba una guerra interna que derivaría en el ejercicio de poder por parte de los denominados Talibanes.
 Ya a partir de 1996 el poder era ejercido por los Talibanes, facción militar que se originó con los Muyahidines que combatían en territorio afgano, quienes aparecen en la escena internacional luego de haber sido formados y entrenados en Pakistán por tropas de los Estados Unidos con el objetivo de combatir a la Unión Soviética en el último período de la Guerra Fría. El gobierno talibán se extendió desde el año 1996 hasta el año 2001, en el cual fueron derrocados por fuerzas rebeldes (Alianza del Norte) y tropas provenientes de Estados Unidos en repuesta al ataque sobre las ciudades de Nueva York y Washington (11-S).

Las causas profundas de la invasión llevada a cabo sobre el país asiático fueron variadas, pero solo una fue el detonante de llevar a cabo uno de los ataques más violentos en la historia del siglo XXI: el atentado a las Torres Gemelas, hecho que pone en el escenario internacional parte del conflicto y, además, significó el justificativo perfecto para un cambio de paradigma en la política de defensa de los Estados Unidos a nivel global.
A partir de los ataques del 11-S, la Organización de las Naciones Unidas llevó a cabo, durante todo el resto del año, acciones de manera continua, que buscaban generar gradualmente planes estratégicos para favorecer la instalación de un régimen democrático entendido dentro de los parámetros occidentales. Sin embargo, la búsqueda del líder de la red terrorista Al-Qaeda no era el único objetivo de las fuerzas occidentales, ya que desde un tiempo atrás facciones opuestas (Talibanes vs Alianza del Norte) venían enfrentándose continuamente sin darle al país asiático un cierto grado de estabilidad. Por esto, se configuró un doble objetivo: capturar a Bin Laden e instaurar la democracia en un país casi ingobernable por los conflictos internos. Y vale la pena recordar que, éstos eran de una u otra forma resultado de una lógica de enfrentamiento de la Guerra Fría. 
En otras palabras, las potencias hegemónicas de la época y su accionar sobre Afganistán dieron forma a la situación de inestabilidad e ingobernabilidad, cuyo corolario fue la aparición de los Talibanes y otras facciones en la escena política, social y religiosa de dicho país.

En la cuestión afgana la “autonomía” con la que actuó la ONU es enteramente cuestionable. Dado que entre otros casos se vio notablemente influida por los deseos de los Estados Unidos: a pesar de que Naciones Unidas propuso un plan a seguir para una solución pacífica, paralelamente el Capitolio consideró probadas las relaciones entre el régimen talibán y la red Al-Qaeda, por lo que el Consejo de Seguridad creó una fuerza de intervención llamada ISAF (Fuerza Internacional de Asistencia para la Seguridad) cuyo mando coordinaría el despliegue a realizarse en tierra asiáticas (Garrido, 2011). 

En el año 2003 y ante un grado creciente de incapacidad del ISAF la OTAN tomó el control de la misma y de las operaciones a realizarse en suelo afgano. Sin embargo, todas las instituciones que no tienen un cierto grado de control interno tienden a degenerarse o corromperse de diversas maneras.

 En el caso de la organización del norte, paulatinamente fue incrementando el número de efectivos, lo que acto seguido genera una estructura de operaciones demasiado grande para poder mantener el control total sobre la situación en la que se hallaban en Afganistán (Garrido, 2011).

Un término que subyace es el de la soberanía, violada en su totalidad cuando de Afganistán se habla y tan vanagloriada cuando de intereses se trata. La soberanía estatal es una convención tan antigua como la historia del Estado moderno misma, pero a su vez y a lo largo de la historia de la humanidad ha sido quebrantada en cuanta oportunidad hubo y Afganistán no fue la excepción.  

Los efectivos militares asentados en Afganistán desde el inicio del conflicto ascendían en su punto máximo en el año 2011 a 110 mil miembros y a partir de ese momento esa cifra fue descendiendo constantemente. 
Para el 16 de agosto de este año y luego de la decisión final de EEUU y la OTAN de retirar la totalidad de sus efectivos del Estado asiático los Talibanes tomaron la iniciativa final para apoderarse de la capital. 

La situación actual es claramente desesperante: las embajadas extranjeras en Kabul son evacuadas y millares de civiles intentan por cualquier medio huir de su país por el temor asociado al régimen talibán. Asimismo, en la frontera sur con Pakistán, se presenta una situación diferente, ciudadanos afganos exiliados y afines a la corriente de los talibanes desean retornar a su tierra.

Los líderes occidentales de Estados Unidos y la Unión Europea solo emiten comunicados presentando temor por la situación e insistiendo en que la ayuda humanitaria será mantenida. Sin embargo, dichas afirmaciones y promesas presentan un alto grado de hipocresía para con el contexto actual que vive Afganistán luego de 20 años de ocupación extranjera. Además, un tema recurrente a nivel global es el papel de los medios internacionales de comunicación masiva y, en tanto formadores de opinión, cómo estos difunden en muchos casos la islamofobia, adjudicando caracterizaciones y descripciones de ciertos países vinculados al islam. 
Entonces, aquí corresponde reflexionar sobre el siguiente punto: ¿Cómo es posible hablar de democracia o derechos humanos, cuando se mantuvo una intervención sobre un país por 20 años y, claro está, sin ningún avance en materia de infraestructura o desarrollo sanitario y social? Además, ¿cómo es posible referenciar a los derechos humanos como bandera y símbolo, cuando no es posible investigar o juzgar a las coaliciones intervinientes en territorio afgano?

Estas preguntas son reflexiones personales, que invitan a indagar críticamente sobre un conflicto complejo y extenso, iniciado y terminado (en términos relativos) por Estados Unidos. Para nada esto significa que no hay responsabilidad de los Talibanes, sino todo lo contrario: su accionar demuestra sus objetivos e intencionalidades. Pero, por años, los Talibanes fueron una facción combativa, una cuasi guerrilla, que luchaba contra el “invasor” occidental. 

Este tipo de conflictos son posibles, entre otras razones, como consecuencia de la persistente búsqueda de imponer una visión global occidental sobre culturas completamente diferentes a las que el mundo europeo y americano están acostumbradas. 

Cabe preguntarse entonces: ¿es momento de iniciar negociaciones y conversaciones con el actual gobierno afgano devenido luego meses de caos y abandono? ¿Es adecuado que la “comunidad internacional” incluya a Afganistán en una mesa de negociación para resolver sus problemas estructurales de carácter económico, social y sanitario?

Algunas declaraciones del funcionarios europeos y estadounidenses han dejado entrever que para ellos Afganistán es un Estado “paria”, un Estado “terrorista”, o por qué no un Estado “sin solución”. Claro está que dichos calificativos son debido a la propia acción de quienes los formulan.

Las perspectivas no son alentadoras, porque a la fecha Afganistán es un país abandonado a su propia suerte, tanto así que el Presidente de Estados Unidos lo confirma en sus dichos:  "Después de 20 años he aprendido por las malas que nunca hubo un buen momento para retirar las fuerzas estadounidenses" (Télam, 2021). Entonces al interrogante sobre qué se debe esperar de la situación en Afganistán, nadie lo sabe, es una crónica día a día a la que se suma que luego de la retirada de los efectivos militares extranjeros del territorio afgano, se ha producido un quiebre histórico cuyo nuevo rumbo está siendo construido a partir de ahora.

*Federico Lozzano: es Licenciado en Relaciones Internacionales y Docente en Universidad Siglo 21.


Referencias bibliográficas

-    Télam (16 de agosto, 2021). Biden defendió la retirada de EEUU de Afganistán y lanzó advertencias a los talibanes. Youtube. https://www.youtube.com/watch?v=zxb767gVv6g&t=2s 
-    https://www.dw.com/es/alemania-pide-a-la-otan-que-aprenda-de-los-errores-en-afganist%C3%A1n/a-58883537
-    https://www.france24.com/es/asia-pac%C3%ADfico/20210813-afganistan-paises-occidente-abandonan-embajadas-kabul
-    https://www.bbc.com/mundo/noticias-internacional-58242453
-    https://www.telam.com.ar/notas/202108/565233-potencias-mundiales-comienzan-reacomodarse-frente-nuevo-escenario-afganistan.html
-    ARMERDING, G., “Tendencias de Evolución de la Guerra hacia el Siglo XXI. Caso de estudio: Guerra de Afganistán (2001)”, 2012.
-    GARRIDO, A., “Diez Años de la OTAN en Afganistán”, 2011.

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