El despertar de la Democracia en aquellos primeros años de la década del ’80 encontró a muchas personas embarcándose en nuevos caminos. El inicio de una carrera universitaria, la expectativa de estar en medio de un proceso de cambio seguramente marcó a fuego a quienes tuvieron la oportunidad de estar allí, en ese espacio, en ese tiempo.

“Puedo decir que sí, que los años ‘80 para mí fueron los más lindos de mi vida”, cuenta Jessica Valentini, una joven que por aquellos tiempos empezó a estudiar Derecho, abrazó la militancia política y que luego llegó a ejercer importantes responsabilidades en un ámbito profundamente relacionado con la Democracia y  el estado de derecho.

Su carrera universitaria, su militancia en Franja Morada, la llevaron a captar la esencia de aquellos años. “Se vivía con muchísima efervescencia por lo que venía, por la libertad, por las libertades que se venían”, precisa. “Fue el surgimiento de una figura como Raúl Alfonsín que, quieras o no, interpretó muchos sueños postergados”, agrega.

Jessica Valentini asumió responsabilidades en la Defensoría del Pueblo de Córdoba, organismo en el que estuvo muchos años. Luego pasó por la Defensoría de Niños, Niñas y Adolescentes de Córdoba. Hoy se desempeña como Oficial Mayor del Departamento Ejecutivo, en la Municipalidad de Córdoba, y es directora ejecutiva del Instituto Latinoamericano del Ombudsman.

Su experiencia en la función pública le permite contar con una visión crítica sobre el proceso democrático que vivió nuestro país. “Lo que está adeudando la Democracia, sobre todo los partidos políticos, la Universidad y las instituciones de intermedias como puede ser la Defensoría del Pueblo, es que no se ha construido ciudadanía y eso es una gran falta de la que todavía nadie habla, de construir ciudadanía”, afirma.

“Entonces, tenemos una sociedad a la que le falta todavía muchísimo por hacer, muchísimo por construir. Las personas que pasamos por esas instituciones quizás no hicimos lo suficiente, los partidos políticos ni que hablar, por la crisis en que entraron, porque por ahí perdieron la ideología y se desdibujaron. Por eso yo creo que hay que fortalecer a los partidos políticos y la buena política se mejora con más política”, sostiene.

La decadencia de la Defensoría del Pueblo

La recuperación de la Democracia permitió acceder a nuevos entes, que nacían del impulso de fortalecer el sistema y acercar a los ciudadanos a la cosa pública. Las Defensorías del Pueblo formaron parte de esa etapa, pero con el paso de los años  dejaron de tener protagonismo. Sobre esta situación Jessica Valentini explica: “En los años ‘80 se produjo la Ombudsmanía, donde era el surgimiento de las Defensorías.  Hoy hay en el país, entre municipales y provinciales, más de 50 instituciones. Pero sin embargo entraron en un achatamiento, en una crisis, que también tuvo que ver con la falta de la figura del Defensor del Pueblo nacional. Fíjate vos que después del 2009, que el último defensor fue Eduardo Mondino, nunca más el poder político, al que le corresponde designar al defensor, se interesó en eso”.

Foto: elobjetivo.com.ar

“Yo creo que es una institución que evidentemente ha entrado en crisis también, como toda la política y como todo el sistema político, pero también digo que sería mucho peor el padecimiento  de los ciudadanos sin esta institución. Es mucho mejor tenerla que no tenerla”, opina.

Que se haya desvirtuado el sentido de la institución es para Jessica Valentini una de las caras de la crisis. “Mucha gente  factura esto diciendo que es un trampolín, que es para conchavar gente”, apunta. “Esa gente es la que terminó mancillando las instituciones. Tienen nombre y apellido en muchos lugares. Pero lo cierto es que la Defensoría de la Nación no se ha cubierto hasta hoy. Han pasado todos estos años sin que al poder político le interese designarlo. Han pasado los kirchneristas. Ha pasado el macrismo. Sin embargo, no hay voluntad, más allá de que te digan que no se juntan los votos para hacerlo, porque efectivamente se necesita una mayoría distinta, es por consenso”, remarca.

La Constitución y la institucionalidad

Jessica Valentini sostiene que la reforma constitucional de 1994 fue positiva, porque permitió incorporar los derechos de los consumidores, los derechos de los usuarios, la incorporación de los tratados internacionales dentro del sistema jurídico. “Eso me parece que fue magnífico porque toda la lucha que habían tenido en el gobierno, sobre todo de Alfonsín y luego el de Menem que lo receptó, se volcó en todos los derechos humanos. Pasamos a ser visibles en el mundo internacional y creo que eso fue fundamental. Por supuesto el afianzamiento de la Democracia a los 40 años, que todavía nos falta mucho, nos falta mucho y en este proseguir seguramente vamos a ir, no solamente consolidando, sino que enriqueciéndola”, repasa.

En este punto recalca: “Ahora, no hay enriquecimiento si no hay protagonismo por parte de la sociedad civil. En este tema de que la gente no se quiere meter, no se quiere involucrar, creo que eso va debilitando el sistema democrático. Y el otro de gran tema es la corrupción, que me parece que esa impunidad es la que ha marcado también la decadencia de lo que estamos viviendo. Hoy creo que eso hay que revertirlo a como dé lugar, porque hace la diferencia y cuando hay diferencia es cuando justamente la infelicidad, por no decirlo de otra forma, de las sociedades es cuando más se vislumbra. La falta de igualdad es lo que más hace la diferencia. Justamente en una Democracia lo que hay que evitar es eso, la impunidad es lo peor que nos puede pasar. Y teniendo por supuesto a la Corte Suprema como la última ratio jurídica que tiene que prosperar”.

“Yo era una de las que creía que con el gobierno de Cristina Kirchner hubiésemos podido conseguir un montón de cosas. Bueno, yo creo que realmente ahí se revirtió todo. Vimos lo que es, estamos también padeciendo esta grieta que es fruto de eso. Por eso creo que el tema de la impunidad tiene que revertirse inmediatamente. No le va a ser fácil al Gobierno que viene, no solamente en lo económico, que eso es fundamental por supuesto también; pero hablo de la institucional y de lo político y de lo judiciable también”, advierte.

“La independencia de la Justicia tiene que preservarse por sobre todas las cosas, con jueces probos y jugados también por la Patria, porque también de ellos depende justamente que nosotros tengamos una Patria distinta, tanto en la Patria chica, como es Córdoba; como en lo nacional, por supuesto”, sostiene.