Irán niega cualquier vínculo con el ataque a la mayor petrolera saudita

El gobierno de Irán negó este domingo cualquier relación con los ataques del sábado de aviones no tripulados de la milicia hutí, un aliado suyo en Yemen, contra la mayor petrolera de Arabia Saudita, uno de sus mayores enemigos en la región.
El objetivo de los 10 drones cargados de explosivos fueron sendas refinerías en Abqaiq y Khurais, según la cadena de televisión Al Masirah (bajo control Huthi). El gigante petrolero saudí Aramco tiene en Abqaiq, a 60 kilómetros al suroeste de Dhahran (donde está su sede), la mayor planta de procesamiento de crudo del mundo. Por allí pasan dos tercios de los 10 millones de barriles que produce cada día. Khurais, 200 kilómetros más al oeste, es el segundo mayor depósito petrolífero de esa empresa pública que está acelerando sus planes para salir a Bolsa.
En 2015, luego que la rebelión de los hutíes lograra tomar control de la mayoría del país y expulsar al gobierno de Abdo Rabu Mansur Hadi, el principal aliado de éste último, Arabia Saudita inició junto a otros países de la región una campaña de bombardeos diarios e impuso un bloqueo total sobre el país, que terminó ayudando a provocar la peor crisis humanitaria del mundo en la actualidad.
Desde entonces, Arabia Saudita se volvió, en el conflicto armado, el principal enemigo de los hutíes, quienes iniciaron su propia campaña de ataques y bombardeos al país vecino con drones. Al principio golpeaban con poca efectividad la zona fronteriza, pero con el pasar del tiempo -y se cree al obtener mejor tecnología- ampliaron su zona de impacto y su efectividad.
Pese a que la producción de petróleo en el país ha quedado sentida, de acuerdo con la televisión saudí, las exportaciones de crudo no se habían interrumpido. Y no tienen por qué. Arabia Saudí dispone de una amplia red de almacenamiento tanto dentro como fuera del país (con depósitos en Holanda, Japón y Egipto) que le permiten seguir abasteciendo a sus clientes con normalidad durante semanas.