Se realizó el Viacrucis en el Coliseo romano sin la presencia del Papa Francisco

"El viacrucis es una oración para los que están en camino. Cruza nuestros caminos habituales para hacernos pasar del cansancio a la alegría", escribió el Papa Francisco en sus reflexiones escritas para viacrucis del Viernes Santo en el Coliseo romano, presidido esta tarde, por el cardenal Baldassare Reina en nombre del Santo Padre.
En una fresca tarde romana, al menos 20.000 personas se reunieron para participar del viacrucis, celebrado como cada año en el Coliseo. Las reflexiones escritas por el Papa, quien no pudo participar en persona en el servicio debido a su recuperación de una enfermedad, a menudo se parecían a la letanía del mundo de hoy: un grito a Dios.
El viacrucis fue ilustrado con estaciones conmovedoras y extremadamente evocadoras pintadas por el pintor italiano, Gaetano Previati, en 1902. Durante la Cuaresma, estas estaciones, procedentes de la colección de arte contemporáneo de los Museos Vaticanos, se exhibieron en la Basílica de San Pedro.
La cruz en el Coliseo fue llevada por turno desde la I a la XIV Estación por: el cardenal Baldassare Reina, vicario general de la diócesis de Roma, jóvenes, miembros de Cáritas, representantes de las familias, miembros de la Asociación Nacional Italiana para el Transporte de Enfermos a Lourdes y Santuarios Internacionales, personas consagradas, profesores y educadores, viudas consagradas-Ordo Videorum, confesores, personas discapacitadas, voluntarios del Año Jubilar, migrantes y paramédicos.
En la introducción, Francisco recordó que el camino del Salvador "nos cuesta". En un mundo que lo calcula todo, el altruismo tiene un precio alto. "En el don, en cambio, todo vuelve a florecer: una ciudad dividida en diferentes facciones y desgarrada por los conflictos avanza hacia la reconciliación; una religiosidad apagada redescubre la fecundidad de las promesas de Dios; incluso un corazón de piedra puede transformarse en un corazón de carne", escribió el Papa.
Las reflexiones del Papa tocan temas relacionados con la vida humana. Entre ellos se encontraban: la libertad, el egoísmo, la responsabilidad, la fe, la hipocresía, la humillación y la capacidad de esperar.
Uno de los temas toca la alegría. “Caer y levantarse, caer y levantarse de nuevo. Jesús, así nos enseñaste a leer los acontecimientos de la vida humana”, escribe Francisco, contemplando la segunda caída de Jesús.
El Santo Padre subraya que la experiencia de la alegría brota de los "nuevos comienzos". Jesús, a través de su camino por la cruz, se convirtió en el "Señor de la alegría".
"Volvernos hacia Ti, que caes y te levantas, es un cambio de rumbo y un cambio de paso. Es una conversión que nos devuelve la alegría y nos lleva a casa", indicó el pontífice.
En las siguientes estaciones de la celebración, el Sucesor de Pedro indicó lo que es el viacrucis para los discípulos de Jesús. Por un lado, es una oportunidad que ya hemos "desperdiciado demasiadas veces". Al mismo tiempo, el Salvador demuestra que "no se lava las manos" y sigue amando "en silencio". Él ya hizo su elección y ahora es nuestro turno.
El Santo Padre añadió que el camino de la cruz de Jesús no es sólo un camino de subida, sino también de bajada hacia la gente, hacia aquellos a quienes el Señor Jesús amó; hacia el mundo que Dios ama. "Cayendo de nuevo al suelo, en el viacrucis, eres el Salvador de esta nuestra tierra", añadió.
"La economía de Dios, en cambio, no mata, no rechaza, no aplasta", subrayó el Santo Padre. A través de las caídas sucesivas del Salvador, el viacrucis es el momento en el que el cielo se humilló.
"Tu camino, Jesús, es el camino de las Bienaventuranzas", subrayó Francisco y añadió: "En el viacrucis, nuestro rostro, como el Tuyo, puede finalmente volverse radiante y ser portador de bendición".
Los textos del Papa evocan la figura de la Virgen María y de Simón de Cirene, que ayudaron a llevar la cruz de Jesús en el camino del Calvario.
"Necesitamos que alguien nos haga parar, a veces, y nos ponga sobre los hombros un trozo de realidad que simplemente hay que cargar", afirma.
Tú, Señor Jesús, rompes la cadena de lo inevitable, rompes los automatismos que destruyen nuestra casa común y nuestra fraternidad. Tú das a quienes esperan tu Reino el coraje de presentarse ante la autoridad: como Moisés ante el Faraón, como José de Arimatea ante Pilato. Capacítanos para grandes responsabilidades, haznos valientes".
Francisco reza para que todos tengan un "corazón de madre", destacando que "no se conoce sólo la lógica de la dominación".
"Nuestra convivencia herida, Señor, en este mundo roto, necesita lágrimas sinceras, no sólo las de las circunstancias", continúa.
La oración pide "paz y unidad" para la Iglesia, llamando a la construcción de la fraternidad.
"Hemos recorrido el viacrucis; nos hemos vuelto hacia el amor del que nada puede separarnos. Ahora, mientras el Rey duerme y un gran silencio desciende sobre toda la tierra, haciendo nuestras las palabras de San Francisco, pidamos el don de la conversión del corazón", agrega.
El texto completo de las reflexiones del Papa Francisco se puede leer en el siguiente link: https://press.vatican.va/content/salastampa/es/bollettino/pubblico/2025/04/18/180425b.html
Fuente: aica.org