Luis Picat: “Nos debemos otra manera de solucionar las cosas”
Desde 1983 la República Argentina atraviesa un camino sinuoso. Los niños de aquel tiempo hoy están ejerciendo funciones de gobierno o aspirando a asumirlas. Su mirada se suma al análisis sobre dónde estamos.
En este tiempo la política argentina muestra el avance de la generación que vivió el proceso de recuperación de la Democracia cuando transitaba su niñez. En el panorama de dirigentes cordobeses de ese perfil aparece Luis Picat, quien ya acumula años de militancia partidaria, es intendente de Jesús María, y candidato a diputado nacional; y en el plano privado, en el sector productivo. La conmemoración de los 40 años de la vuelta de la Democracia es un momento oportuno para conocer sus reflexiones sobre el pasado, el presente, y el futuro del país.
- ¿Qué recuerdo queda de este período que arrancó en 1983?
- Me queda el recuerdo del festejo, de salir a militar por la RA que se pegaba en el auto, que era un sticker que significaba Raúl Alfonsín, de color celeste y blanco como la bandera. Y me queda el recuerdo de las Malvinas, de la guerra, cuando teníamos que juntar chocolate y frazadas, y escribir una cartita a los soldados. Me queda el mal recuerdo de la hiperinflación, a pesar que todavía estaba en la primaria. Acá en Córdoba lo vivimos de manera diferente, porque yo, que soy radical, viví mucho la emoción de Grosso y de Angeloz, que veníamos con la bufanda blanca y roja, dentro de lo que era el festejo democrático de pertenecer a un partido. Después, durante Menem, me da la sensación que la política se acható. El Radicalismo fue perdiendo fuerza. Yo me dediqué a estudiar y a laburar, así que no hacía militancia. Recién en el 2003, 2004, me empezó nuevamente a picar un poco la política, empecé a hacer política gremial empresarial y bueno, ahí me empecé a meter un poquito más. Y desde López Murphy en adelante con diferentes formas de ayudar, porque no participaba con un cargo político sino desde el lado de la militancia.
- En estos 40 años hubo algunos hechos que dejaron su marca. Le tocó participar de un momento cumbre dentro de este siglo, que fue la crisis por la Resolución 125. ¿Qué reflexión queda de ese momento en el que pareció que el país se partía en dos?
- Fue duro, estoy recordando ahora, porque nosotros estuvimos tres meses y medio en la calle haciendo protestas. Pero con un sabor amargo, porque por un lado creo que no fue la manera. Ni siquiera fue eficiente la manera en la cual uno debería protestar, porque de alguna manera molestamos a otros. La forma de expresarnos fue mala porque había mucha bronca. A mí me tocó en un momento contener mucha bronca, contener al resto de los productores y tratar de lograr coherencia en cómo se protestaba. Por suerte pudimos lograr respetar la institucionalidad. Y a partir de la institucionalidad pudimos voltear esa ley, o sea lograr que diputados y senadores no aprobaran esa ley y eso fue por un trabajo de mucho lobby, de mucha institucionalidad, de ir los productores, uno por uno, para golpearle la puerta al diputado y charlar y convencer sobre por qué era importante decirle que no a esa ley. Lamentablemente, después de esa Resolución 125 muchos productores se fueron a la casa cuando todos dijimos: ‘che, tenemos que participar’. Se desperdició ese momento para estar todos unidos y lograr mayor participación política. Y tampoco la gente, en su mayoría, pudo vislumbrar que el Kirchnerismo venía por todo. Nosotros decíamos: ‘primero vienen por nosotros, pero después vienen por ustedes’. Recién en el 2015, después de pasados siete años la gente se dio cuenta y votó en contra. Dejó mucha experiencia lo de la 125. Nosotros seguimos luchando, digo desde el sector productivo, porque los recursos para dar vuelta al país económico y social están en el interior del país. Están en el campo. Están en la agroindustria. Uno lo ve en Córdoba, en cada una de las ciudades del interior, como la agroindustria potencia. Y creo que, si logramos ser gobierno, vamos a seguir viendo al interior como el lugar para salir para adelante y tener un país totalmente distinto al de ahora.
- ¿Qué significa estar gobernando su ciudad?
- Significa lo más. Antes de ser gobernador, presidente, diputado, lo más lindo es estar cerca de tu gente y tener el honor de representar a tu ciudad. Eso lo digo después de haber pasado estos tres años y medio, porque antes no me daba cuenta lo que significaba, porque uno estaba en la diaria y quería hacer las obras. Quería hacer lo que uno había dicho en su plataforma. Pero al final, sentándome y mirando hacia atrás, veo que fue muy gratificante, a pesar del Covid, de todo lo que pasamos. Fue muy gratificante ser el representante de mi ciudad.
- Y en esta etapa en que ya está terminando el mandato también se han planteado un par de posiciones que hablan un poco del compromiso personal, como por ejemplo no buscar una reelección, tratar de dejar un camino en la Municipalidad como para que la institucionalidad se fortalezca. ¿Fue difícil resolverlo?
- No, para nada, es muy natural porque yo creo mucho en la institucionalidad. El primer día, a todos, a todo el Ejecutivo y también al Concejo, les hice hacer una declaración jurada que la publicamos en la web. Pusimos la Boleta Única. Logré una ordenanza donde se prohíbe hacer actos de gobierno referenciando el nombre del intendente, o sea, prohibir ‘gestión de’. La decisión de no ir a un segundo mandato siempre estuvo desde el primer día en mi cabeza, porque conozco otros intendentes que hicieron lo mismo y la verdad es que, si uno da todo en cuatro años, ya es suficiente. La decisión de que la juventud me reemplace ya la vengo haciendo del 2015, pregonando que la juventud se involucre en las decisiones. Es natural, no me costó, ni tampoco costó implementarla, porque cuando uno tiene la decisión y todos los días le está diciendo a sus colaboradores que ese es el camino, sale normal. Y por suerte la ciudadanía de Jesús María cree en la institucionalidad y acompañó esas decisiones.
- Volviendo al ’83, Alfonsín hablaba de los 100 años de Democracia que estaban arrancando con aquella elección. Hoy estamos cumpliendo 40 años. ¿Qué pondría en el Debe y en el Haber de esto que representa casi la mitad del tiempo que soñó Alfonsín?
- Tenemos 40 años de Democracia, o sea, ya eso es mucho. Comparados con otras democracias, somos jóvenes. Pudimos cambiar varias veces de gobierno. Institucionalmente que Macri haya terminado su gobierno es buenísimo. Ya no se hable más de fraude en la elección. Y la gente sabe votar. Vota distinto en mi ciudad, vota distinto para el gobernador, vota distinto para la Nación. La verdad es que institucionalmente hemos ganado mucho. En el Debe, debemos lograr una economía mejor, tenemos más pobres, o sea la Democracia nos dio más pobres, más desigualdad, nos aisló del mundo.
- ¿La Democracia o los malos gobiernos?
- Bueno, la Democracia no tiene la culpa pero en Democracia pasó eso. Está bien corregido y vale la aclaración. En Democracia pasó eso. ¿Es culpable la Democracia? Y, no lo sé. Posiblemente al ser tan jóvenes todavía queramos vivir del autoritarismo, y que el autoritarismo nos ayude a tomar las decisiones que no hemos tomado. Pero bueno, evidentemente en Democracia pasó eso y nos debemos otra manera de solucionar las cosas. Creo que somos, como dije al principio, muy ansiosos en querer solucionar las cosas y nuestro voto termina siendo siempre emocional. Si mañana el gobierno nos regala plata, estamos chochos y ponemos el voto. Pasado, no nos regala plata, y cambiamos el voto. Nos frustramos con el primer intento. En ese sentido también los partidos políticos tienen su culpa, porque no terminan siendo coherentes.
Pero sí creo y en esto yo vuelvo a la cuestión política, creo que Juntos por el Cambio ha hecho lo que la gente dijo. Antes que fuera Juntos por el Cambio hubo muchos intentos personalistas, como López Murphy, como Lilita Carrió, como otros tantos, y en el 2015 pudimos entender esto que habíamos hablado en el 2008, que se vienen por todo. La gente nos dijo: ‘che, júntense y empiecen a armar un proceso de lucha contra este modelo’ y lo hicimos. Y era difícil, y se ha sostenido hasta ahora, y han sido pocos años porque estamos en el 2023. Solamente han pasado ocho años de esa conformación, cuando tuvimos 70 años de malos gobiernos. O sea, vuelvo a decir que debemos ser menos ansiosos y debemos ser pacientes en este proceso para que esta coalición de gobierno pueda realmente mostrar lo que tiene. Que en 8 años solamente pudo mostrar a nivel nacional cuatro años de gestión y el resto de los otros 70 años no fuimos parte. Entonces ahí creo que merece todavía Juntos por el Cambio esta oportunidad.
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