Efectos del cambio climático: los mosquitos del dengue y del zika se expanden

Sociedad06 de abril de 2019 Por El Objetivo
Un estudio estima que calentamiento global provocará que prácticamente todo el mundo esté expuesto al insecto en algún momento del año.
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Un estudio estima que calentamiento global provocará que prácticamente todo el mundo esté expuesto al insecto en algún momento del año.Foto: Gentileza

El avance del cambio climático produce que zonas frías donde antes el mosquito del dengue no llegaba ahora sea favorable para su hábitat.

La revista PLOS Neglected Tropical Diseases publicó un estudio donde proyecta la expansión de dos especies de mosquitos del género Aedes (aegypti y albopictus). En dicho estudio muestra que estos insectos podrán reproducirse en prácticamente todo el planeta habitado en 2080 y amenazarán a 7.000 millones de personas, 1.000 millones más que hoy. 

“Ahora el aumento de temperaturas va a hacer que se expandan las poblaciones del aegypti, el principal vector del dengue, la fiebre amarilla, el zika, el chikungunya y la encefalitis japonesa; ahí es donde vamos a tener el problema”, subraya Nerea Irigoyen, que lidera un grupo de investigación en virus del zika en la Universidad de Cambridge.

"Estas enfermedades, que consideramos estrictamente tropicales, ya han aparecido en áreas con climas adecuados, como Florida, porque los humanos son muy buenos para mover ambos insectos y sus patógenos por todo el mundo", añade Sadie J. Ryan, profesor de la Universidad de Florida y uno de los autores principales del estudio.

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Aunque la expansión del mosquito es prácticamente inevitable en mayor o menor medida, esto no quiere decir que las enfermedades de las que son vectores vayan a llegar automáticamente con ellos. Como aclara Irigoyen, la aparición de dolencias emergentes depende fundamentalmente de tres factores: los del propio virus y su capacidad de adaptación, que en el caso de los transmitidos por artrópodos (arbovirus) es mayor, puesto que tienen una gran facilidad para mutar; factores humanos, como superpoblación en grandes ciudades, contaminación, viajes transoceánicos y globalización; y, por último, factores climáticos, como el calentamiento global y fenómenos como El Niño, que permiten la expansión de poblaciones de mosquitos. A más inundaciones y agua estancada, más insectos.

La salubridad de los entornos es, pues, otra variante clave para la expansión de los mosquitos y las enfermedades que transmiten. Se vio claramente con los brotes de zika, que fueron mucho menores en Florida que en Puerto Rico, pese a un clima similar. Lugares insalubres, con charcos o neumáticos tirados —uno de los lugares característicos para la anidación de los insectos— son focos mucho más potentes que otros.

La proyección que hace el estudio para la expansión de las dos especies del mosquito Aedes en el escenario más pesimista, si las temperaturas subieran entre tres y siete grados de aquí a 2080. Los colores representan durante cuántos meses las temperaturas serían propicias para estos insectos. 

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Colin Carlson, el otro autor principal del estudio, asegura que al no existir vacuna para la mayoría de las enfermedades que se expandirán con el cambio climático, la mejor línea de defensa es prevenir la propagación de mosquitos aedes. “Eso significa vigilancia, rastrear su propagación y el control, deshacerse del agua estancada cerca de casa, disminuir el contacto mediante repelentes de insectos y mosquiteras”, enumera. Además, los sistemas sanitarios de los países tropicales donde hoy son endémicas estas enfermedades son, por lo general, más débiles que los del norte, donde amenazan con expandirse. Los brotes en Europa y Estados Unidos serían más fáciles de detectar y tratar de forma eficaz, al menos en teoría.

Según el peor escenario de la investigación, las temperaturas pueden crecer tanto que haya zonas en las que hoy estos mosquitos proliferan en las que haga incluso demasiado calor para ellos. Pero ni en ese caso bajaría el número de personas amenazadas, dado el aumento de las poblaciones y las concentraciones urbanas. Además, como apunta Irigoyen, si las temperaturas suben a esos niveles (por encima de tres grados) seguramente los mosquitos no sean nuestra principal preocupación.

Fuente: EL PAÍS

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