Eduardo La Torre: "En la guerra se nace y se muere cada día"

#Malvinas 40 Años02 de abril de 2022 Por El Objetivo
El Brigadier Eduardo La Torre, quien fuera piloto de la aeronave Pucará en el conflicto de 1982, dialogó con el Objetivo a 40 años de la guerra de Malvinas.
eduardo la torre
Eduardo La Torre: "En la guerra se nace y se muere cada día"

“Volvía de luna de miel cuando me llamaron. Me casé a fines de enero de 1982, en febrero tuve la luna de miel y en marzo me uní al escuadrón. Tenía un proyecto de vida y de golpe esto se encuentra frustrado. A cada amanecer, sabía que podía ser el último”.  

La guerra no avisa, por más previsíon que pueda existir, sino que llega y te cambia la vida para siempre. Eso sucedió con el Brigadier Eduardo La Torre,  piloto de la aeronave Puracá durante el conflicto de Malvinas, quien es el protagonista de este relato.

“40 es un número muy especial porque duplica la edad promedio, y por tanto experiencia de vida, que teníamos nosotros en la isla", contó Eduardo sobre el aniversario de la guerra y agregó que “la experiencia es traumática, la metralla no reconoce si uno es joven o viejo. Se nace y se muere cada día”.

Luego de describir con crudeza y excatitud lo que implica ser parte de un conflicto bélico, Eduardo procedió a relatar su llegada a Malvinas: "Lo mío fue progresivo porque primero me incorporé al escuadrón operativo, donde empezamos a tirar armamentos y aprender la táctica de combate. Ya el 29 de mayo, bastante avanzada la guerra, cruzo las islas y ahi la historia cambia porque pasé a ser uno más en el conflicto bajo fuego".

"La misión era apoyar las tropas desplegadas en el terreno para cortar el avance de los ingleses y utilizarlo para derribar helicópteros, lo que fue la sorpresa estratégica, para así también cortar suministros en la lídea de abastecimiento y romper puentes", contó.

A su vez, Eduardo habló de la importancia del adiestramiento con el que llegó a abril de 1982: "El adiestramiento era óptimo, de excelencia. Yo llego a la islas porque la mayoría de nuestros pilotos habían caído o estaban como prisioneros.  La capacidad de adiestramiento sumada al idealismo y nobleza de los ideales hace un combo perfecto. ".        

 "Un humano es capaz de hacer cosas increibles por el honor. He visto soldados que encontraron la muerte recién en el tercer disparo. Hay una convicción clara de que uno está por un ideal soberano", detalló exdirector de la Escuela de Aviación Militar.

Eduardo se refirió también a uno de los fuertes episodios que vivió durante la guerra: "Un día la metralla cae en la zona lindera a Puerto Argentino donde estaban viviendo los kelpers, a quienes nunca se les pidió que se fueran. Bajo fuego tuve la oportunidad de ver todo lo que pasaba, la mente en ese momento trabaja tan rápido que todo ocurre en cámara lenta. Se ve como todo alrededor de uno comienza a desplazarse en cámara lenta".

Al respecto, el brigadier habló sobre el rol de la población civil en la guerra: " Yo caminé entremedio de los kelpers. Hubo una colaboración de la poblacion civil, que en algunos casos actuó en nuestra contra transmitiendo a las fuerzas británicas lo que estaba pasando, pero que en otros brindaron asistencia y alimentos, y se comunicaron con Puerto Argentino contando donde estaba el piloto. En la guerra se ven las bondades y miserias de las personas".

"Durante todo el conflicto, los britanicos nunca atacaron puerto argentino hasta el 10 de junio en que fallecieron dos kelpers del lugar en que nosotros nos resguardabamos", detalló, a lo que agregó: "pese a todo, tuve la posibilidad de volver sin caer prisionero".

Y al regresar, Eduardo pudo continuar con el proyecto de vida que se había planteado previo a la guerra: “Pese a tener que irme poco después de habernos casado, con mi esposa pude solidificar los lazos que existían entre ambos. A la vuelta de Malvinas decidimos tener hijos que se cumplieron y Andres, mi primer hijo varón, nacio el 1 de abril de 1983, un año después del inicio de la guerra”, contó.



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