Cómo prevenir intoxicaciones alimentarias durante las fiestas de fin de año
En verano, y ante las próximas celebraciones de Navidad y Año Nuevo, el Ministerio de Salud y el Ministerio de Industria, Comercio y Minería, a través de la Dirección General de Control de la Industria Alimenticia, recuerdan la importancia de tomar ciertos recaudos al planificar compras, así como a la hora de preparar, manipular y conservar los alimentos para evitar intoxicaciones.
Las enfermedades transmitidas por alimentos (ETA) se producen cuando ingerimos alimentos y/o bebidas contaminadas con ciertos gérmenes, como virus, bacterias y parásitos, que pueden afectar nuestra salud. Las altas temperaturas favorecen la proliferación de estos microorganismos, por lo que en esta época del año es fundamental extremar los cuidados.
Los síntomas incluyen dolores abdominales, diarrea, vómitos y fiebre. También pueden presentarse síntomas neurológicos, ojos hinchados, dificultades renales o visión doble. Su duración e intensidad dependerán de la cantidad de microorganismos presentes en el alimento, de la cantidad de alimento consumido y del estado de salud de cada persona, entre otros factores.
Para evitar las ETA, es necesario tener en cuenta las siguientes recomendaciones:
Compras:
Adquirir los alimentos en comercios que reúnan las condiciones higiénicas y sanitarias mínimas.
Organizar la salida para comprar primero los alimentos no perecederos; dejar para después los alimentos frescos y perecederos, como leche, queso, pescado y otras carnes; y finalmente los congelados.
Comprar productos pasteurizados y con rótulos, leerlos atentamente y verificar la fecha de vencimiento de cada uno.
Excluir alimentos que muestren señales de falta de higiene o seguridad: envases rotos, deformados, sucios, oxidados, con pérdidas de contenido o en los que se observen fisuras o tapas flojas.
Colocar en diferentes lugares los alimentos crudos y los listos para consumir. Separarlos de los productos de limpieza.
Higiene, preparación y conservación:
Antes, durante y después de manipular alimentos, lavarse las manos con agua y jabón durante 40 segundos, limpiando dorso, muñecas, espacios entre los dedos y debajo de las uñas. También, luego de ir al baño, cambiar pañales o tocar mascotas.
Limpiar frecuentemente superficies, utensilios y tablas con agua caliente y detergente. Utilizar diferentes elementos para alimentos crudos y cocidos.
Higienizar con agua y detergente o con alcohol al 70% los productos recién comprados antes de guardarlos en heladeras o alacenas.
Lavar las frutas y verduras frescas con agua potable, especialmente si se consumen crudas. De no ser posible, agregar al agua gotas de lavandina, siguiendo las instrucciones que figuran en la etiqueta de cada producto.
Usar agua potable / segura en todo momento.
Utilizar alimentos frescos, adquiridos con pocos días previos a su cocción.
Cocinar los alimentos por completo, especialmente la carne de vaca, cerdo o pollo y los pescados, cuidando que no queden partes rojas en su interior.
Al cocinar y conservar, separar siempre los alimentos crudos, en especial carnes y pescado, de los cocidos. Envolver preparados con papel film o en recipientes con tapa sellada.
Al transportar alimentos en conservadoras, mantenerlas a la sombra, abrirlas lo menos posible, y colocar hielo en bolsas térmicas o aislantes y sobre los alimentos.
Conservación a temperatura adecuada:
Guardar la comida en la heladera inmediatamente al terminar de consumir. De no ser posible, evitar que quede a temperatura ambiente por más de dos horas.
Refrigerar los alimentos cocinados y perecederos, preferiblemente por debajo de 5°C. Mantener refrigerados en forma permanente alimentos como sándwiches, carnes, atún, huevo, leche, queso, yogur y frutas y verduras peladas.
Mantener bien caliente la comida lista para servir.
Evitar guardar sobras por mucho tiempo, ni siquiera en la heladera.
Descongelar los alimentos en la heladera o el microondas, nunca a temperatura ambiente.