El gasto público sigue creciendo y presiona aún más sobre la inflación
En medio de la elevada inflación, se conoció que el Banco Central emitió esta semana otros $150.000 millones para asistir al Tesoro Nacional. Se trata de Adelantos Transitorios (AT) otorgados el martes último, apenas 72 horas hábiles después de hacer recibido $140.000 millones para financiar un déficit fiscal otra vez en crecimiento.
El Tesoro ya había consumido el 99% de la meta de asistencia prevista en el acuerdo con el FMI (de $373.000 millones para el primer semestre, porque había recibido otras transferencias por $100.000 millones, el 21 de abril, y por $130.00 millones, el 17 de marzo), por lo que con este nuevo giro el Gobierno pasa a sumar un nuevo incumplimiento de una meta explícita consagrada en ese entendimiento.
Economistas consideran contraproducente que se acelere el uso de emisión en medio de una escalada inflacionaria que llevó el costo de vida al 8,4% en abril y preanuncia una escalada del 9% para mayo. El especialista Luis Secco dijo que hubo $290.000 millones de Adelantos Transitorios del BCRA en seis días hábiles de mayo.
“Sigue funcionando a máxima potencia la máquina de imprimir pesos. Total, la inflación no dio 8,4% en un mes (que equivale a 165% en un año) y la emisión no tiene nada que ver”, sostuvo su par Juan Ignacio Paolicchi, de la consultora Empiria.
Estimó que "con el nuevo envío ya usaron $520.000 millones en el año cuando la meta con el FMI hasta fin de de junio estaba algo por debajo de los $373.000 millones".
Dijo que el equipo económico "suma así otro incumplimiento de las metas tras haber incumplido la de reservas en el primer trimestre y probablemente incumpla también la fiscal. Completito. Habrá que ver qué entra en la renegociación actual".
“En la medida en que no devuelva el envío en lo que resta del actual trimestre, estaremos ante otro incumplimiento de meta”, alertó el economista Salvador Vitelli, de Romano Group.
El requerimiento está vinculado con el impacto que la sequía tuvo en el desempeño recaudador de los tributos asociados al comercio exterior. Esto hace que los ingresos, desde hace unos meses, ni siquiera sigan el ritmo de la inflación, lo que muestra que caen en términos reales.
A su vez los esfuerzos oficiales para tratar de acomodar el gasto a este nivel de ingresos resultaron insuficientes, por lo que el déficit volvió a crecer.
El problema es que la sostenida emisión, en el actual contexto de inflación al alza, es lo que impulsa las malas expectativas sobre una posible mayor depreciación de la moneda local.
El BCRA, consciente del impacto que la liberación descontrolada de pesos tiene en la economía, se esfuerza por tratar de esterilizar (retirar del mercado) buena parte de lo emitido. De ese modo, incrementa su deuda remunerada (y cada vez con mayor tasa), en un contexto en el que no deja de perder reservas (están en terreno negativo si se las mide en términos netos y en el menor nivel de los últimos siete años si se toma el total compuesto de todo tipo de préstamos) y de dañar su patrimonio.
La autoridad monetaria no sólo manda imprimir o coloca en el mercado pesos mediante este tipo de transferencias. También lo hace cuando paga los intereses de su deuda (fueron $2,8 billones los liberados por esta vía en el primer cuatrimestre del año), cuando compra reservas (vía por la que retiró unos $450.000 millones dados los más de US$ 3.200 millones de sus reservas que lleva perdidos, pero que debería pasar a ser expansiva en los próximos meses dado que ya no tiene mucho para vender), cuando emite de más para hacer esas mismas compras más caro por imposición del dólar soja o PIE III (unos $140.000 millones más) y cuando rescata bonos del mercado para tratar de sostener sus cotizaciones.