Una planta silvestre de Córdoba clave para una terapia alternativa para distintos tipos de cáncer
Los compuestos para tratar enfermedades tienen muchas veces su base en especies de plantas que nos llevan millones de años de ventaja en la carrera evolutiva. Pero encontrar estos componentes conlleva años de trabajo, mucha inversión económica y miles de horas de análisis y ensayos. Un grupo de investigación de la UNC dio en el clavo con una planta que nace en los espacios serranos cordobeses, que en el mundo científico se llama Solanum pseudocapsicum pero que, en el campo, se conoce como “revienta caballos”.
Equipos científicas y científicas del Centro de Investigaciones en Bioquímica Clínica e Inmunología (Cibici) y el Instituto Multidisciplinario de Biología Vegetal (IMBIV), ambos dependientes de la UNC y del Conicet experimentaron con esta especie y obtuvieron resultados asombrosos: un componente del “revienta caballos”, un alcaloide llamado solanocapsina, bloqueaba las células que tienen mutado el gen BRAC2, fenómeno responsable de la aparición de cánceres de mama, colon, ovarios y próstata, principalmente.
Los buenos resultados con esta especie vegetal permitieron identificar cuál es el “blanco molecular”; es decir, el componente que es necesario bloquear para matar de forma selectiva las células cancerosas: se trata de la enzima dCK (Desoxicitidina Quinasa).
“El proceso es como un mecanismo llave-cerradura. Encontramos la ‘llave’ indicada, que es solanocapsina, y que nos llevó a la ‘cerradura’, el blanco molecular con el cual interactúa, que es una proteína, la enzima dCK”, graficó Manuela García, doctora en Ciencias Químicas, investigadora de la UNC y una de las autoras del proyecto.
Y continuó: “Cuando tenés esta cerradura, se puede perfeccionar en el laboratorio una ‘llave’ mejor, un compuesto que sea más activo que la solanocapsina. Se crea una molécula decorada químicamente para que funcione de manera más activa, selectiva y menos tóxica”.
La planta, conocida como “revienta caballos” por su toxicidad, crece en las sierras de Córdoba. “Se puede ver cerca de los corrales de las vacas, en lugares donde hay sombra. Usamos toda la planta, incluidos los frutos, para extraer la solanocapsina”, contó García.
¿Qué permite este hallazgo? Crear nuevas drogas y terapias para tratar tumores que surgen cuando muta el gen BRAC2. Ya existe un tratamiento para tratar estas mutaciones, que también opera matando selectivamente las células dañadas, llamado inhibidores de PARP, pero con otro blanco molecular, otra “cerradura”.
Sin embargo, se comenzaron a reportar casos de resistencia a dicho compuesto, por lo que el desarrollo de la UNC se convierte en una alternativa novedosa.
“Nuestro mecanismo de acción es diferente a los tratamientos actuales. Genera menos daño al DNA de las células normales que las terapias actuales, lo que se traduce en menos efectos secundarios para la persona que recibe el tratamiento. Lo probamos en distintos tipos de mutaciones y en todas fue muy activa, lo que nos indica que puede ser una muy buena terapia”, comenta otra de las autoras del experimento, Laura Guantay, becaria doctoral del Conicet e integrante del Cibici.
“Hay que tener en cuenta que cada tumor es único -agrega Guantay-. Desarrollamos un mecanismo que plantea vías alternativas para matar células mutadas, que muchas veces escapan a las drogas antitumorales porque, justamente, mutan”.
Fuente: UNCiencia