Durante la cumbre del G20 que se lleva a cabo en el Museo de Arte Nacional de Río de Janeiro, Argentina oficializó su ingreso a la Alianza Global contra el Hambre y la Pobreza, un proyecto geopolítico liderado por el presidente brasileño, Inácio Lula Da Silva. La iniciativa fue presentada como un sistema flexible de cooperación internacional, diseñado para promover estrategias conjuntas en la lucha contra la inseguridad alimentaria y la pobreza extrema.

El presidente Javier Milei, conocido por sus posturas libertarias y pragmáticas, sorprendió con su decisión de sumar a Argentina a este acuerdo multilateral. “La lucha contra el hambre trasciende las ideologías y requiere un enfoque global”, sostuvo el mandatario en un comunicado emitido por el gobierno.

En este contexto, el gobierno dio a conocer un comunicado oficial explicando bajo qué condiciones ingresó a la Alianza Global contra el Hambre y la Pobreza.

“La República Argentina, expresando la voluntad democrática de su pueblo, se compromete a luchar contra el hambre y la pobreza mediante reformas de mercado que, además de su probada eficacia para alcanzar el doble objetivo de esta Alianza, respeten la igualdad de derechos de todos los individuos. La República Argentina se suma a esta Alianza Global recordando, de conformidad con su Documento Inicial, que ofrece un “enfoque de canasta de políticas (…) que no implica la aprobación colectiva de instrumentos o programas de políticas específicos”, y enfatizando que entre las opciones de políticas disponibles se contemplan “enfoques impulsados y orientados por el mercado”, sostiene el documento oficial.

“Las políticas socialistas violan los derechos de los individuos y, al asfixiar las economías de los Estados nacionales que las implementan, siguen provocando un subdesarrollo insostenible que impide cualquier lucha viable contra el hambre y la pobreza”, concluye el documento.