Las criptomonedas se desploman tras amenazas de Trump, pero los analistas ven una gran oportunidad de compra

El mercado de bitcoin (BTC) volvió a demostrar su característica volatilidad esta semana, al pasar de la euforia a la corrección en cuestión de días. Tras marcar un nuevo récord histórico por encima de los 126.000 dólares el lunes 6 de octubre, la criptomoneda líder sufrió una fuerte caída el viernes, desplomándose hasta los 102.000 dólares. El motivo no estuvo relacionado con su tecnología ni con el ecosistema cripto, sino con un factor externo: la amenaza del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, de imponer un “aumento masivo de aranceles” a los productos chinos.
La advertencia de Trump desató una ola de incertidumbre en los mercados globales, reavivando el fantasma de una guerra comercial. La reacción fue inmediata: los inversores redujeron su exposición a activos considerados de riesgo, lo que provocó caídas tanto en las bolsas como en el mercado de criptomonedas. Según el abogado y analista argentino Carlos Maslatón, “millones de posiciones se fundieron en apenas tres horas, patrimonios de diez mil, cien mil o diez millones de dólares llevados a cero”. Para Maslatón, se trató de una lección para los nuevos operadores que desconocían los riesgos del apalancamiento financiero.
A pesar de la brusca corrección, los analistas coinciden en que los fundamentos que impulsan el ciclo alcista de bitcoin permanecen intactos. La fuerte demanda institucional y el flujo constante hacia los fondos cotizados (ETF) al contado en Estados Unidos continúan siendo los principales motores del mercado. El lunes 6 de octubre, los ETF registraron entradas netas por más de 1.200 millones de dólares, una de las cifras más altas desde su lanzamiento.
El fondo IBIT de BlackRock, el más grande del mercado, ya gestiona más de 800.000 BTC, lo que equivale al 3,8% de toda la oferta que existirá de bitcoin. Este nivel de acumulación por parte de los grandes fondos de inversión demuestra una confianza a largo plazo que no se ve afectada por episodios de volatilidad momentánea. Para estos actores institucionales, bitcoin sigue siendo una reserva de valor en un contexto de inflación persistente y debilitamiento del dólar, cuyo índice DXY acumula más de 220 días por debajo de su promedio anual.
En este escenario, la comparación entre bitcoin y el oro vuelve a cobrar fuerza. Ambos activos alcanzaron nuevos máximos históricos en las últimas semanas, reforzando su papel como refugio frente a la incertidumbre global. Según el analista Bob Czeschin, el contexto actual recuerda a los años 70, una década marcada por la inflación alta y la pérdida de confianza en las monedas tradicionales.
Mientras algunos traders sufrieron pérdidas, otros aprovecharon la corrección como una oportunidad para comprar. La estrategia de “comprar en la caída” se consolidó entre los inversores que confían en el potencial de bitcoin a largo plazo. Lejos del pánico, muchos interpretan este retroceso como un ajuste natural dentro de una tendencia mayor.
En conclusión, la caída del viernes fue una reacción a un shock macroeconómico externo, no una señal de debilidad en la red ni en su adopción. Con flujos institucionales récord, una oferta limitada y una narrativa cada vez más fuerte como reserva de valor global, los analistas sostienen que el horizonte sigue siendo optimista. Para quienes piensan en el largo plazo, la tormenta del viernes puede haber dejado una inmejorable oportunidad de compra.