El virus del miedo
La pandemia correspondiente a la enfermedad infecciosa Coronavirus, está ocasionando una crisis mundial de salud y por supuesto económica.
Hace veinte años leí “Apocalipsis” de Stephen King, cuya primera edición fue en 1978. A mi entender, uno de sus mejores libros, lo creí en ese momento por el miedo que ocasionaba desandar sus páginas y también hoy, por su correlato con la realidad. El propio maestro del terror tuvo que salir a desmentir las similitudes de su “Capitán Trotamundos” con el Covid-19 para no generar pánico.
La pandemia correspondiente a la enfermedad infecciosa Coronavirus no es el Apocalipsis, pero sí está ocasionando una crisis mundial de salud y por supuesto económica. Las normativas cambian día a día conforme al número de infectados y de muertos que se van produciendo, no hay pronósticos ni análisis de mercado que puedan vaticinar el futuro económico de las potencias mundiales y menos aún, el nuestro, de los países tercermundistas. En lo cotidiano ya se está produciendo una merma económica en los bolsillos más delgados, el de aquellos que están por fuera del sistema laboral con trabajos informales y contratados. Se estima que las grandes superficies podrán afrontar esta crisis con mayor respaldo financiero pero las pymes y los pequeños negocios de barrio ¿hasta cuándo podrán resistir?
Así es como nos preocupa sobremanera la salud, mas también estamos angustiados por la situación económica, inevitable pensar en quienes viven con lo justo y de pronto ya no pueden salir a buscar el mango, o en quienes son obligados a trabajar exponiendo su salud, por un sistema perverso que les paga por día sin ningún tipo de carga social, para que otros, con condiciones laborales más estables, se queden en su casa. Pensamos en los que están en condición de calle, en las personas de la tercera edad que están solos y sienten que los días son mucho más largos, en los niños que viven en residencias estatales donde no hay suficientes recursos económicos, ni sostén, ni amor, en los que asistían a los comedores comunitarios para al menos contar con una comida al día. Pensamos y pensamos y es inevitable la angustia que genera la permanente y necesaria información, la ansiedad va creciendo conjuntamente a la hipotetización de situaciones que exceden nuestro control, el desconcierto de no poder planificar nada, la incertidumbre de no saber. La velocidad con que se van produciendo los hechos nos va fragilizando y desestructurando, sin embargo, estas conmociones son esperables para estos tipos de escenarios, hay que transitarlas y sobrellevarlas con la mayor calma posible.
Sabemos poco sobre el virus, pero sí sabemos que debemos quedarnos en casa, pensar en nuestra salud y sobretodo en la de los otros, hacer uso de la libertad personal para cuidar a los que tenemos cerca, y al mismo tiempo, al resto. Este virus no distingue entre clases sociales, entre obreros asalariados y dueños de los medios de producción, este virus nos hace ver que las fronteras de los países poderosos que plantaron muros impenetrables, no eran tan herméticas, que la propiedad privada del capitalismo no era tan privativa, que ni la mercancía más valiosa es comparable con la salud. Las corporaciones se dieron cuenta que la fuerza de trabajo que aumenta su plusvalía, no existe sin proletariado sano que pueda venderla. Finalmente comprendieron que eran sujetos antes que números. Ahora todos, estamos en casa por igual, no importa cuanta ganancia se haya acumulado, ni la dimensión de los ingresos, lo único que importa es la salud.
A lo largo de la historia, fueron las pandemias y las guerras las que marcaron los mayores hitos de cambio social y ya estamos viendo algunos procesos históricos: en un país como el nuestro, marcado fuertemente por las diferencias ideológicas, se ha dejado de lado cualquier posicionamiento político y se han aunado los recursos para el bien común; gobierno y oposición trabajan juntos, los diarios se han olvidado por un rato de las pautas publicitarias y los intereses partidarios para poder unificar publicaciones que desarrollen la consciencia social, nos sentimos por primera vez en muchísimos años, embanderados por la misma causa, sobrevivir al virus. Entonces algo se está moviendo, algo estamos cambiando.
No es el Apocalipsis de King, la primavera va a llegar y mientras tanto, es un tiempo de oportunidad para reparar, construir y resignificar los vínculos con quienes convivimos, mucho tiempo libre para conocernos desde otro lugar, para mirar hacia adentro, para aquietar la vida, como animales hibernando, como la naturaleza descansando de nuestra destrucción ecológica, para renacer fortalecidos, utópicos tal vez, pero creyendo que es posible concluyentemente pensar en el otro y ver a la salud como una construcción colectiva. Quedémonos en casa honrando la vida y a nuestra canción patria más significativa: “Al gran pueblo argentino, ¡salud!”
Te puede interesar
Una ley para acabar con la informalidad laboral y reducir el desempleo
Se presentó un proyecto de ley con el objetivo de promover la inserción laboral formal y reducir el desempleo en Argentina. Se trata de una iniciativa que moderniza la legislación laboral, sin desproteger a los trabajadores.
Siria, ¿hay una salida?
La caída del gobierno de Bashar Al-Assad en diciembre de 2024 y su huida hacia Rusia, abren nuevos interrogantes sobre el futuro político y humanitario de Siria y de la región en su conjunto.
El 2024, un año en que a muchos se les cortó el hilo de la careta
El 10 de diciembre de 2023 comenzó una nueva etapa en la historia de la República Argentina. Un golpe de timón cambió el rumbo. Fue el inicio de un proceso que todavía no sabemos si llegará a buen puerto.
Historia y testimonios ferroviarios de Córdoba en tiempos de privatización
Con los anuncios del gobierno nacional por la privatización de inmuebles ferroviarios se debería tener presente que la ciudad de Córdoba tiene muchos testimonios que reflejan su historia y que corren riesgos.
A cincuenta años de su muerte, Luis Eduardo Santillán vive en su gente
El 29 de septiembre de 1974 asesinaban a tiros a un joven que se había comprometido con la vida. Allí comenzó una larga y funesta historia. Hoy, Luis Eduardo Santillán descansa en su pueblo, abrazado por su gente.
La República Argentina y el modelo de país que elegimos hace tiempo
El pueblo argentino acaba de votar al nuevo presidente de la Nación. Se habla de una nueva esperanza. El dilema que se plantea es saber si este mandatario honrará a las bases del país que podemos ser.
Rotación de neumáticos: ¿es necesario realizarla?
La rotación de neumáticos es muy importante para evitar que estén desequilibrados. Tener los neumáticos en buenas condiciones ayudará a prevenir riesgos al volante.
Tenemos que saber la verdad
La democracia exige de procedimientos formales abiertos, transparentes y controlables por la ciudadanía para garantizar que cada voto emitido termine siendo contado a favor del partido político votado.
Smart cities para una nueva sociedad
Hay que saltar de centros urbanos burocráticos y oscuros a ciudades inteligentes que nos desafíen y nos permitan aprovechar toda la revolución tecnológica.
Periodismo: un oficio antiguo con nueva tecnología y reglas de juego tradicionales
Córdoba tiene una rica historia de publicaciones pero pocas han sobrevivido a la revolución de la digitalización. La ciudad pasó de la diversidad editorial del siglo XX al florecimiento de los portales que generó la aparición de internet.
Daniel Salibi y el cierre de listas: “Hay más heridos que contentos”
Tras las agitadas horas pasadas ante el cierre de listas para las elecciones, el intendente de Mendiolaza y presidente de la UCR del Departamento Colón comparte un descarnado análisis de lo que pasó.