Las sierras de Córdoba, una fábrica natural de granizos gigantes

EcoObjetivo 12 de diciembre de 2020 Por El Objetivo
Un estudio confirmó que el granizo más grande de Sudamérica cayó en la ciudad de Villa Carlos Paz, en febrero de 2018. Se trata del “Coloso Victoria”, un ejemplar de más de 17 centímetros de largo y casi 450 gramos.
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Las sierras de Córdoba, una fábrica natural de granizos gigantes Foto: gentileza

La provincia de Córdoba se encuentra en una zona de tormentas severas, caracterizadas por un gran desarrollo vertical, con lluvias torrenciales que generan inundaciones repentinas, fuertes vientos, descargas eléctricas y caída de grandes granizos.

Las causas de estos fenómenos climáticos son estudiadas desde hace décadas por diversos equipos de investigación. Uno de ellos es el Grupo de Física de la Atmósfera (GFA) “Laura Levi” de la Facultad de Matemática, Astronomía, Física y Computación (Famaf) de la Universidad Nacional de Córdoba.

Este grupo registró el granizo “Coloso Victoria”, caído el 8 de febrero de 2018 en Villa Carlos Paz y confirmado como el ejemplar más grande inscripto hasta la fecha en Sudamérica: midió 17,5 cm y pesó casi 450 gramos. El relevamiento se realizó en el marco del programa “Cosecheros de Granizos Córdoba”, y fue validado a través de un artículo científico publicado en agosto de 2020.

“Estudiar este tipo de fenómenos, caracterizar las tormentas y explicar su dinámica, permiten en forma inmediata dar información para mejorar los pronósticos y, por lo tanto, dar alertas tempranas”, afirma Lucía Arena, investigadora integrante del GFA.

“Contar con adecuadas estadísticas sobre la frecuencia de caída de granizo en cada región favorece la toma de decisiones. Por ejemplo, es de sumo interés para los productores agropecuarios que podrían evaluar con mayor certeza inversiones en sistemas de protección antigranizo”, completa.

Mediante la recolección de una serie de datos, los investigadores e investigadoras pudieron identificar en Córdoba un tipo de tormentas típicas que incluyen caída de grandes granizos que comienzan a gestarse al sudoeste de la provincia mediterránea, avanzan hacia las sierras y en las Altas Cumbres adquieren un desarrollo vertical que favorece la formación de granizos gigantes.

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Uno de los mecanismos de formación de nubes, en particular los cúmulos de gran desarrollo vertical, es la convección térmica. El aire caliente y húmedo (vapor de agua) asciende a las capas altas de la atmósfera. El descenso de temperatura dispara el proceso de condensación de microgotas.

Estudiar granizos para interpretar la dinámica de las tormentas

El granizo es un conglomerado policristalino de hielo. Su estructura depende de su crecimiento en las nubes y generalmente está estratificada en capas de diferentes transparencias, con diversos cristales y burbujas distribuidos en su interior.

Según explica Arena, se forma en nubes convectivas de importante desarrollo vertical, donde las corrientes ascendentes hacen ingresar sustancias traza, iones solubles en agua y metales provenientes de la superficie.

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El estudio de los granizos caídos aporta precisiones para comprender de manera integral a los fenómenos climáticos y mejorar sus pronósticos. Por un lado, permite cotejar y validar los datos recolectados por grandes instrumentos meteorológicos, como radares y satélites; por otra parte, las piedras analizadas proporcionan información sobre la microfísica del ambiente en donde se formaron.

Para ello, en las cámaras frías del laboratorio del Grupo de Física de la Atmósfera (GFA), donde la temperatura habitual de trabajo oscila ente -10º y -14º, se realizan estudios de los ejemplares de granizos recolectados.

A partir de una serie de técnicas que incluyen cortes con sierras circulares y pulidos o procesos de desbastados, los investigadores e investigadoras analizan su textura y estructura cristalográfica, para identificar las condiciones de formación del ambiente en que se originan.

Para la investigadora, un interrogante que busca responder el estudio cristalográfico es si las gotitas de agua de nube se formaron por el aporte de aire húmedo de una región completamente diferente a la zona en la que la nube precipitó, que podría estar a cientos o miles de kilómetros. “El estudio de los núcleos de condensación de las gotas o los embriones de los granizos puede aportar información sobre ese interrogante”, completa.

Además, los granizos aportan datos sobre la nube que los origina. “El tamaño, la forma general y su densidad están vinculados a la energía de la tormenta. Las capas internas de los granizos, que corresponden a diferentes regímenes de crecimiento, dan información sobre los movimientos de ascenso y descenso en la nube. Cada régimen de crecimiento está asociado a una zona de la nube en la que el granizo crece por el aporte de gotitas de agua; y otra en la que aumenta su tamaño mediante la incorporación de cristales y gotas sobreenfriadas, que se congelan inmediatamente al contacto con el granizo”, explica la científica.

Fuente: UNCiencia

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