Gobernadores temen el endurecimiento del diálogo tras la llegada de Manuel Adorni a la Jefatura de Gabinete

Guillermo Francos tuvo su última aparición política relevante el jueves pasado, cuando reunió a 19 gobernadores junto al presidente Javier Milei en la Casa Rosada para inaugurar el llamado “diálogo institucional”. Fue, sin saberlo, su despedida.
Apenas un día después, Francos dejaba de ser jefe de Gabinete. Su salida, junto con la del ministro del Interior, Lisandro Catalán, y el ascenso de Manuel Adorni, un funcionario identificado con el núcleo duro del “karinismo”, generaron preocupación entre los mandatarios provinciales que buscaban tender puentes con la Casa Rosada.
Adorni, economista y comunicador cercano a Karina Milei, representa una línea política más cerrada, alejada del estilo dialoguista que intentaba encarnar Francos. La secretaria General de la Presidencia, arquitecta del armado electoral libertario, fue quien impulsó la estrategia de listas “puras” para las elecciones legislativas, cuyos resultados reforzaron su posición dentro del Gobierno.
En este nuevo escenario, la tan mencionada apertura hacia una “nueva mayoría” en el Congreso, idea que promueve Mauricio Macri, parece quedar en suspenso. Aunque los gobernadores acudieron masivamente a la reciente cumbre, dejaron en claro que su presencia no implica un apoyo automático a las reformas que impulsa Milei: la laboral, tributaria, del Código Penal y el Presupuesto 2026.
La salida de Francos implica la pérdida de un canal de diálogo directo que, pese a sus limitaciones, servía para descomprimir tensiones entre las provincias y el poder central. Ahora, los mandatarios se preparan para una negociación más dura, centrada en la restitución de fondos retenidos en los últimos meses, como los Aportes del Tesoro Nacional, el Impuesto a los Combustibles, los fondos previsionales, el incentivo docente y los subsidios al transporte.
El presidente Milei, en tanto, enfrenta presiones externas. Tanto Estados Unidos como el Fondo Monetario Internacional (FMI) reclaman la sanción de una ley de presupuesto que garantice previsibilidad económica. Sin embargo, el mandatario insiste en que el equilibrio fiscal “no se negocia”, lo que anticipa un debate intenso en el Congreso.
El proyecto presentado por el ministro de Economía, Luis Caputo, ya nació desactualizado: prevé un dólar a $1.500 y una inflación del 10,4% para diciembre de 2026, cifras superadas por la realidad. Aun así, los tecnicismos podrían corregirse en comisión. Lo complejo será resolver la puja por la distribución de los recursos, con la coparticipación como único punto intocable.
Los próximos días serán determinantes para saber si la gestión de Adorni logra mantener los canales abiertos con las provincias o si el Gobierno profundiza su perfil más rígido, dejando atrás la etapa de diálogo que Francos había intentado construir.

















