Democracia - 40 años Miguel Angel Perin 13 de noviembre de 2023

Victoria Flores: “Me parece que ahora hay que rediscutir para qué hacemos lo que hacemos”

A 40 años de la recuperación de la Democracia surgen preguntas sobre el destino del país. Victoria Flores, desde la función pública y desde la militancia, abre el juego y plantea los interrogantes de este tiempo.

Victoria Flores plantea interrogantes sobre la realidad política y social del país. - Foto. elobjetivo.com.ar

Teniendo la responsabilidad de dirigir el Ente Córdoba Obras y Servicios, y siendo una pieza importante en el andamiaje de la gestión municipal con proyección al futuro gobierno provincial que encabezará Martín Llaryora, Victoria Flores analiza estos 40 años de Democracia.

Con crudeza, Flores repasa el proceso político y social que llevó a tener el país que tenemos, y plantea interrogantes que, a su modo de ver, deberán ser resueltos para encauzar la realidad en pos de la satisfacción de las necesidades de los argentinos.

- ¿Cómo ves el país en este momento en que llegamos a este aniversario y cómo viviste este tiempo que nos ha tocado transitar?

- Bueno, en el balance de la Democracia creo que, como militante política, lo que hay es realmente una crisis muy profunda de liderazgo. También creo que los líderes o las líderes hoy se están replanteando. La política ha tenido etapas. Cuando teníamos una generación que luchaba por la Democracia, por volver al sistema democrático, lo que estaba oprimido era la libertad. Hoy tenemos esa libertad. Creo que hay un par de generaciones que, con errores, con aciertos, con virtudes, nos devolvieron esa libertad. Pero hoy tenemos que empezar a ver cuáles son los límites que tenemos en el manejo de esta Democracia, porque no todo vale, no todo vale. Y creo que lo que hay es una, no sé si es crisis la palabra, pero hay realmente un replanteo, en el que están en deuda todos los partidos políticos, para redescubrir hoy por qué estamos luchando. Porque a mí la verdad es que como militante política me tortura la idea esa de preguntar para qué hacemos lo que hacemos. ¿Por qué? ¿Por qué yo hago lo que hago todos los días? ¿Para qué ocupo un lugar en la función pública? ¿Cuál es la misión de un dirigente político si no es cambiar la realidad? Pero no como eslogan, la política sirve para cambiarle la vida a la gente. ¿Qué hacemos con eso? Creo que ahí es donde está el conflicto o la deuda pendiente. Aquella generación peleaba por la Democracia porque tenía claro que lo que teníamos que recuperar era la libertad. Recuperamos la libertad. ¿Qué hicimos con la libertad? ¿Para qué la usamos? ¿Nos abusamos, no nos abusamos? ¿Hay una crisis ideológica? ¿No la hay? ¿Para qué están los partidos? ¿Para ser meras herramientas electorales o para ser formadores de cuadros políticos? ¿Con qué base? ¿Desde dónde? Creo que lo que se viene es un poco esa discusión, sobre todo en un país en el que la grieta no le ha hecho bien a nadie, en donde se va de un extremo al otro, se plantea una ideología extrema a la otra, y en definitiva la gente lo que quiere es vivir bien, llegar a fin de mes, y que los que gobiernan gobiernen para la gente. Ya no importa si sos peronista, si sos radical, si sos socialista. No importa. Sí lo que queremos es servicios, pagamos impuestos y queremos servicios. Creo que hay una deuda de la política con lo que significa ser un funcionario y ser un servidor público. Ahí creo que hay como una distancia que nos vamos a tener que replantear en algún momento los dirigentes, porque sino caemos en el facilismo de los procesos electorales y volvemos a las individualidades. Ahí viene la otra pregunta: ¿Che, la sociedad necesita líderes o no? ¿O simplemente están buscando gestores? Creo que la política en esta Democracia lo que tiene es una deuda. Estamos en una nueva etapa: ¿Para qué? ¿Con qué? Porque es como que todavía me parece que falta descubrirlo a eso, porque sino caemos en la banalidad: “bueno, yo soy peronista, pero soy de la línea de este”. ¿Y cuál es la diferencia entre esa y la del otro? Si vamos al Peronismo, Menem era peronista, Néstor Kirchner era peronista. Son dos modelos totalmente contrapuestos de gestión. Bueno, entonces la pregunta es: ¿Qué es el Peronismo? Podríamos hablar del Radicalismo. Podríamos hablar de todas las alianzas aliancísticas que hay. Tampoco es que vale todo con todo, todo el tiempo. Pero me parece que lo que falta es esta discusión: ¿Che, para qué hacemos política? Ya recuperamos la Democracia, ya sabemos que es el mejor sistema que hay, ya sabemos que los partidos políticos son la herramienta electoral. Bueno, y ahora cómo hacemos para descubrir los mejores hombres y mujeres para conducir procesos que traigan este bienestar que nos llenamos la boca hablando acá y cómo lo trasladamos. Porque el Estado existe, los recursos están, en mayor o en menor medida. Me parece que ahora hay que rediscutir para qué hacemos lo que hacemos, y no es un mal momento a 40 años de la Democracia. En algún punto este año es muy electoral pero, parar la pelota y decir para qué. ¿Para qué quiero ganar elecciones? ¿Para qué quiero el poder? ¿Para qué? El poder bien entendido, política bien entendida… ¿Para qué? Y me parece que hay una deuda pendiente o al menos un parar la pelota un minuto y reflexionar.

Victoria Flores. Foto: elobjetivo.com.ar

- ¿Cuál sería el ámbito o el espacio donde deberíamos hacer la búsqueda de esas respuestas: las universidades, los partidos políticos, las instituciones intermedias?

- No hay un lugar, porque sino, si estuviera la respuesta ya lo hubiéramos hecho. Pero estamos como complicados. Me parece que serían todos los ámbitos, porque en todos los ámbitos administran poder, en mayor o en menor medida. En una universidad, en una ONG, el Estado. Y la crisis atraviesa transversalmente a todas las instituciones, a todas. Entonces el preguntarse el para qué no es tan solo responsabilidad de los o las políticas. Los y las políticas no nacen de un repollo, nacen de una sociedad en la que se destacan por su vocación pública. Quizás por esa visibilidad pública es por lo que somos más castigados, pues estamos mucho más expuestos. Digo, de mi vida saben mucho más muchas personas de lo que yo puedo saber de los que saben de mí. Efectivamente hay una exposición. Pero creo que son todas las instituciones, empezando si querés por los sectores más ideologizados, las universidades, los partidos. El tema es quién se anima a generar estos debates en los lugares… Aún mismo acá, en el Ente, yo muchas veces tengo discusiones con los funcionarios. ¿Para qué? ¿Qué vamos a hacer con eso? ¿Por qué? Y no es que hago por hacer. ¿Para qué? ¿Cuál es tu objetivo? ¿Qué querés transformar para convencerme de que hay que hacer este programa? Hay que hacer esto, con datos fácticos, porque sino es “creemos que tenemos que otorgar becas”. ¿Para qué? ¿Le preguntaron al destinatario de la beca si quiere beca? ¿Fuimos a hablar con la gente que creemos que tiene ese problema para saber si lo tienen? Me parece que es eso. No tenemos que irnos tan lejos a hacer los grandes simposios de los megadirigentes. Es tan simple como analizar la vida cotidiana, al menos en lo público, para ver qué tenés y bueno, para qué. A quienes les voy a cambiar la vida, ¿les preguntaron si quieren, o cómo lo quieren? Y esa me parece que ya es un poco la base de rediscutir el para qué tenemos la Democracia, porque tenemos que defenderla, desideologizándola de aquellas décadas, que no hay que olvidarlas por supuesto que no y las traemos al presente todo el tiempo. Pero si este proceso fue así, este proceso que viene cómo es. Me parece que ahí está la discusión y se da en todos los ámbitos de la vida o al menos yo los doy en donde paso, que no sé si está bien tampoco.

 

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