Animalidad y violación en manada

Opinión 05 de enero de 2019 Por El Objetivo
¿Hemos evolucionado desde aquellas primitivas hordas, o seguimos siendo animales que violan en manada? ¿Continuamos siendo una sociedad de animales, que se dejan llevar por sus deseos sexuales dejando libre de frenos inhibitorios a la conducta social, haciendo prevalecer nuestro propio deseo por sobre el deseo del otro?
Abuso

Desde los primeros homínidos hasta nuestros días, los grupos fueron la forma de desarrollo de la humanidad, sin los grupos, sin un otro que nos signifique, sin las primeras hordas, sin la cooperación, no hubiese existido evolución humana ni social.

Un mono antropoide comparte su experiencia con otro luego de lograr la vista panorámica desde arriba de los árboles, adoptando así la postura erguida, paso decisivo en la transición del mono al hombre. Se logró la aprehensión de conductas que llevaron a la oposición de los pulgares, la mano se constituye así en el órgano del trabajo, lo que a su vez llevó al homo sapiens a desarrollar la habilidad para desgarrar a los animales y así poder cocer su carne luego del descubrimiento del fuego; incorporando las proteínas y minerales que proporciona la carne cocida logra desarrollar el lóbulo frontal del cerebro.

La necesidad de refugio, llevó a las comunidades primarias a compartir tiempo y espacio, a vincularse, el lenguaje no se hubiese podido desarrollar sin generarse la necesidad de expresión hacia otro, sin ideas que manifestar. Me pregunto entonces, ¿cómo pudimos pasar de la animalidad a la humanidad, pero volver a la animalidad? ¿Hemos evolucionado desde aquellas primitivas hordas, o seguimos siendo animales que violan en manada? ¿Continuamos siendo una sociedad de animales, que se dejan llevar por sus deseos sexuales dejando libre de frenos inhibitorios a la conducta social, haciendo prevalecer nuestro propio deseo por sobre el deseo del otro?

"Me pregunto entonces,
¿cómo pudimos pasar de la animalidad a la humanidad,
pero volver a la animalidad?
¿Hemos evolucionado desde aquellas primitivas hordas,
o seguimos siendo animales que violan en manada?".

Los motivos de la actual animalidad son muy diferentes a aquellos. El violador ejerce su acto brutal y despiadado, para aleccionar a otras mujeres debido a que su subjetividad está conformada en el orden patriarcal, un hijo del patriarcado demostrando cuanto ha aprendido a lo largo de los años sobre la opresión y la dominación hacia la mujer. El patriarcado le ha enseñado que la mujer es un objeto que puede poseer cuando lo desee, ella es cosificada y debe estar dispuesta a pagar un tributo sexual implícito.

Cuando la violación se produce en manada se suma la necesidad de demostrar que sé es un macho. El goce se acrecienta siendo observado por otros varones, miembros de su misma manada que deben aprender a tratar a la mujer con violencia y sometimiento; encontrando el placer no en el acto genital propiamente dicho, sino en la dominación que ejerce sobre la víctima. La mirada del otro les otorga entonces aún más poder, el poder del opresor. ¿Ninguno de los agresores sexuales pudo reflexionar sobre lo que estaba sucediendo y frenar a tiempo el horror y el vejamen? Pareciera que no y los motivos considero que se deben a que el violador cree que la víctima desea ser violada porque en su constitución subjetiva toda mujer es suya y él puede realizar con su cuerpo, que es solo eso, un cuerpo para usar, lo que sea necesario para satisfacerlo.

"Cuando la violación se produce en manada
se suma la necesidad de demostrar que
sé es un macho. El goce se acrecienta
siendo observado por otros varones".

Además, aquel que ose oponerse a la situación cargará con el peso de los mandatos de masculinidad que le infligirá el resto de los violadores. Se manejan en grupo porque el grupo los fortalece, les da valor y la poca consciencia critica que pudiesen albergar, es acallada por el macho orondo que se impone desde la masculinidad.

El violador no logra dimensionar la repugnancia y gravedad de su acto, no logra arrepentirse porque en su cabeza se encuentran mil y una excusas que justifican su accionar: “Me provocó”, “tenía minifalda”, “estaba sola”, “ella quería”. Esas excusas no nos son tan extrañas como sociedad ¿no? Lejos de justificar o entender el accionar de un violador, pienso que nuestra subjetividad colectiva todavía saca a relucir en gran parte de la sociedad esas expresiones que lo único que logran es re victimizar a la víctima. La víctima es víctima: NO provoca, NO pide que la violen, NO se lo busca, NO merece semejante acto de agresión sexual y psicológica, nunca. No es No, a ver si se entiende de una vez por todas, No es No.

"El violador no logra dimensionar la
repugnancia y gravedad de su acto,
no logra arrepentirse porque en su cabeza
se encuentran mil y una excusas
que justifican su accionar".

Poco a poco se están viendo trasformaciones en la manera de pensar, producto de años y años de lucha feminista, pero aún no es suficiente. Desde mi punto de vista, para que podamos dar un gran salto cualitativo, entre otras cosas, es necesario de manera urgente la educación sexual integral, para todos, en todos los ámbitos, con libertad, con escucha activa, con tolerancia a las diferencias. En cada hogar debemos poder hablar de sexo, de ideología de género, de respeto a la diversidad, los adultos y los niños, escuchar preguntas, responder, investigar las respuestas juntos si las desconocemos, animarnos a dudar, reconocer que no lo sabemos todo, crecer. Aprender como sociedad a dejar de naturalizar la dominación femenina y el tributo sexual implícito.

Por: Moira Corendo
        Psicóloga Social

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