Victoria Flores creció bajo la impronta de una madre que ocupa un lugar importante en la política cordobesa. Esa herencia la llevó a construir su propio camino. Hoy, desde la administración del municipio encabeza un organismo que tiene un rol importante para consolidar los cambios de paradigmas de la sociedad. En el marco del “Mes de la Mujer” comparte sus reflexiones sobre el proceso para llegar a una comunidad igualitaria.

- ¿Cómo fue el inicio de su participación en el ámbito político?

- Yo empecé a militar a los 19 años, empecé en la Universidad, y luego en el territorio. Tengo una familia que es de cuna política o sea, teníamos pocas posibilidades de ser médicas. Empecé a los 19 años acompañando a mi mamá (Olga Riutort) en el momento en que era secretaria general de la Gobernación, con José Manuel (De la Sota), que era su marido. Ahí empezamos a militar en la Juventud Peronista con un grupo grande de chicos. Hicimos el curso de Formación Política, el Formando JP fue un programa de formación bastante importante, recorrimos la provincia. De hecho hay muchas figuras que generacionalmente empezaron, no a militar sino a organizarse en aquella instancia. De ahí empezamos un trabajo territorial importante en el partido, fuera del partido, acompañándola a Olga, y ahora acompañando a Martín (Llaryora) en la gestión, y por supuesto con el gobernador Schiaretti, Alejandra Vigo, en la construcción del partido. Pero el inicio fue a los 19 años, hace tiempo ya.

- A partir del conocimiento territorial que le dio la militancia, ¿cómo evalúa el cambio que se ha ido generando en estos años en cuanto a la inserción de la mujer?

- La verdad es que, desde que yo me inicié, sería un poco autorreferencial. Creo que la historia es la que marca los pequeñísimos avances que se van dando en materia de derechos respecto de las mujeres, simplemente porque los varones nacieron con un mundo donde los derechos eran otorgados y las mujeres tuvimos que ir avanzando, conquista tras conquista, lucha tras lucha, con diferentes acciones. Entonces la evolución es buena, es lenta, y quizás lo que estamos es cabalgando esta evolución. Antes se hablaba de cupo, hoy se habla de paridad. Y de la paridad, hoy hablamos de igualdad. Entonces creo que nuestra generación, la que me toca a mí, las que vengan después de mí, tenemos la misión de poder trabajar por sociedades igualitarias. Igualitarias en el sentido de tener oportunidades iguales. Está claro que hombres y mujeres somos necesariamente diferentes. Biológicamente somos diferentes, y yo entiendo que somos complementarios. Muchas veces se piensa el feminismo como la exclusión del hombre en la actividad y no es así. Hay movimientos extremos porque hay necesidad de visibilizar que existimos, que estamos, y que tenemos los mismos derechos. Luego, en un mundo donde para los varones es normal y es otorgado que tengan derecho a todo, y para las mujeres solamente había asignación de roles, creo que falta mucho todavía. Falta mucho por entender que no está mal tomar la decisión  de ser ingeniero astronauta o ingeniera astronauta, ama de casa o padre de familia, siempre que sea en función de lo que uno elige desde la libertad, no por un mandato social.

- Usted mencionó el rol protagónico de su madre, Olga Riutort, que seguramente la marcó en el desarrollo de su carrera. ¿Cómo definiría a su madre?

- Uy, de mil formas. Creo que lo que la caracteriza realmente es ser una luchadora incansable. Demostró a lo largo de toda su carrera que, cuando se proponía conquistar algún derecho o avanzar en política, realmente ha sido una mujer de muchas agallas para poder plantarse en su momento. Porque hoy es fácil hablar de feminismo, hablar de divorcio, hablar de la igualdad de derechos. Estamos hablando de 40 años atrás, 50 años atrás, no era fácil plantearles a los varones que dejen de manejar el poder o que aprendan a compartirlo con mujeres para tener miradas complementarias. Yo creo que la definiría como una enorme guerrera.

Foto: Twitter.

- En el área en que está trabajando se están abriendo espacios que ocupan mujeres logrando una salida laboral e involucrándose en temas como el medio ambiente o la economía circular. ¿Qué impresión tiene sobre este proceso?

- El COyS, que antes era el ESyOP, tiene muchas funciones, desde el servicio de limpieza, la obra pública. Pero la impronta del intendente Martín Llaryora fue explorar este modelo económico y productivo que es la economía circular, que tiene un inicio en tomar conciencia de qué consumimos, cómo consumimos, dónde tiramos lo que ya no nos sirve o no vamos a utilizar porque la ciencia es transformar esos residuos en los insumos para una cadena productiva. Creo que después de dos años de gestión hemos logrado que de cuatro tapitas se haga un marco de anteojos, los retazos de los asientos de una fábrica de autos se transforman en mochilas. Así hemos logrado que se transformen en productos de la economía circular porque el valor está en lo que se agrega desde que ese residuo es separado o es generado hasta que llega a esta cadena productiva porque genera lo que llama el intendente Llaryora los “empleos verdes”. El valor agregado es mirar a la economía circular como una posibilidad de trabajo. Generalmente quienes más trabajan esta cadena productiva son las mujeres pero también hay una integración social muy importante porque conjugar lo ambiental con lo social y con lo económico creo que es el desafío de cualquier gestión siempre que uno mira cómo se trabaja con los residuos para evitar que todo el tiempo la única política sea enterrar, enterrar, y enterrar. Nosotros desde la gestión de Llaryora comenzamos a disminuir el volumen de enterramiento y también a trabajar con lo que llega al predio de enterramiento. Hoy Córdoba es la primera ciudad, al menos de la provincia, que está haciendo CDR, que es combustible derivado de residuos. En materia ambiental hay muchísimo por hacer, pero ya se está haciendo muchísimo, porque la decisión del intendente Llaryora es la reutilización de los recursos y apuntar a este modelo productivo de economía circular.

- ¿Qué espera legarles a sus hijos respecto a esa búsqueda de una sociedad igualitaria?

- La verdad es que legarles es contagiarles la necesidad de hacer cosas, de militar, de trabajar desde el lugar que elijan por una sociedad mejor, con oportunidades, sin diferencias, con inclusión. Creo que son valores lo que en definitiva uno apunta a legarles, con acciones concretas. Porque muchos hablamos y pocos hacen. Que puedan ver que su mamá les quitó tiempo y no fue en vano. Que aplicó, que se pudo modificar, que pudimos avanzar. A los hijos les podemos legar valores y ejemplos. Uno trabaja para eso.