George Floyd: la construcción de un símbolo revolucionario

Opinión 07 de junio de 2020 Por *Por Lic. Federico Lozzano
Tras la detención y posterior asesinato de George Floyd, un hombre afroamericano de 46 años, en Minneapolis, Estado de Minnesota, se generaron un sinnúmero de protestas y cuestionamientos sociales a lo largo y a lo ancho de Estados Unidos y en las principales ciudades del mundo bajo la consigna #BlackLivesMatter.
ProtestasEEUU
Manifestantes en el Parque Lafayette el 1 de junio para pedir justicia por George Floyd. Fuente: elnuevoherald.com

Las preguntas centrales que se derivan a partir de lo ocurrido son ¿por qué ahora?, ¿por qué no hace mucho tiempo?, ¿por qué la sociedad estadounidense (y el resto del mundo) reacciona en estas circunstancias? Y estas preguntas son meros cuestionamientos. Lo que aquí se busca es problematizar sobre el racismo, la impunidad del poder y de las fuerzas de seguridad, y en alguna medida sobre el cansancio de una sociedad que no está dispuesta a tolerar más abusos (físicos, psicológicos, económicos, etc.) provenientes de cualquier autoridad establecida.

Formular una pregunta tal como ¿por qué ahora? es vital, ya que no es una novedad ver un hecho de las características y dimensiones del ocurrido el mes pasado. Pero, para comprender la problemática que ha desatado una ola de protestas y revueltas en 15 de los Estados de EEUU, no sería correcto solo focalizar en cuestiones relativas al homicidio. El tema reviste una profundidad aún mayor, enraizada en la propia historia del nacimiento y desarrollo del país norteamericano.

El Origen: esclavitud, raza y poder

EEUU, desde sus inicios como nación, se vio estrechamente ligada a un tema muy singular: la esclavitud.
Tanto la esclavitud como el comercio de esclavos tienen una historia particular, cuyo apogeo se dio durante la modernidad con el surgimiento del triángulo del comercio esclavista entre Europa, América y África. El descubrimiento del continente americano trajo aparejada una explotación sin precedentes del mismo, y, en consecuencia, se necesitaba mano de obra para la realización de tareas forzosas; aquí el rol que cumplió la población africana y su descendencia afroamericana.

La esclavitud como práctica común constituyó un principio elemental en el desarrollo de las colonias que luego conformarían EEUU, en tanto los esclavos africanos eran el engranaje central del sistema económico-productivo del Imperio Británico y su expansión durante los siglos XVII, XVIII y XIX (Bender, 2011). En otras palabras, la esclavitud era la representación de una relación de poder ejercida sobre la población africana por considerarla una raza inferior, y que solo era útil para los trabajos forzosos.

Dicho Imperio dominó numerosos territorios en el Caribe y, en particular, los territorios de la actual costa este de EEUU. Y aunque las economías de esas tierras eran disímiles, la Corona Británica aplicó similares procesos, que en cualquier caso implicaban el uso de esclavos.

Sin embargo, y a pesar de que hacia fines del siglo XVIII EEUU logrará su independencia formal del Imperio Británico, la práctica esclavista fue completamente heredada y aplicada sin escrúpulos, a pesar de la existencia de numerosos detractores.

La particularidad que demuestra EEUU en su proceso de formación como Nación es que, junto con Haití, fueron los primeros países en lograr su independencia de una metrópoli. Pero también comparten la característica de ser las únicas dos naciones que para abolir la esclavitud debieron librar cruentas y largas guerras (Bender, 2011). Así, entre 1861 y 1865, se desató en el país norteamericano la Guerra de Secesión que resultó con el fin de la esclavitud y el triunfo de un modelo económico propio y consolidado.

Pero a pesar de que la esclavitud fue abolida formalmente, durante el último cuarto del siglo XIX y todo el siglo XX, la discriminación racial hacia los afroamericanos y afrodescendientes fue constante y practicada de diversas maneras.
Actualmente, el racismo sigue existiendo en EEUU y en muchos lugares del mundo, y los indicadores socio-económicos y políticos vinculados al desarrollo y a las posibilidades de inserción de la población afroamericana son alarmantes, siendo en gran parte los detonantes de las protestas y manifestaciones que se encuentran en curso.

Exigencia de un cambio profundo

Luego de lo sucedido con Floyd el 25 de mayo pasado, la sociedad estadounidense explotó en términos literales. Demostró, y demuestra en las calles, que no está dispuesta a tolerar otra muerte más de un afrodescendiente. No soportó leer otro obituario de un inocente a quién se dio muerte por el solo hecho de tener un color de piel distinto.

La creación o surgimiento de un nacionalismo cultural involucra una construcción y percepción de una comunidad/sociedad imaginada y deseada (Bender, 2011). Sin embargo, en contraposición a estos términos, en la construcción de la comunidad imaginada de EEUU no se incluyó a la población afrodescendiente, lo cual en gran medida ha fomentado el odio y la violencia racial.

Este odio y violencia se han visto potenciados por datos y hechos que día tras día empeoran la situación económica, política y social de la población negra. Según un informe del Centro para la prevención y control de enfermedades, dependiente del Departamento de Salud y Servicios Humanos del gobierno federal, la población afroamericana residente en EEUU es la más afectada por no poder acceder a los servicios básicos de salud. También, por falta de oportunidades laborales y desempleo y en cuanto a índices de pobreza la población negra supera en un 10% a la población blanca. 

Asimismo, cabe agregar que de acuerdo al “Informe Mundial 2020” de la organización internacional Human Rights Watch: 

"Todavía existen grandes disparidades raciales en la población carcelaria. Si bien la tasa general de encarcelamiento registró un descenso, entre las mujeres afroamericanas fue casi el doble que entre las mujeres blancas y la tasa de encarcelamiento para los hombres afroamericanos fue casi seis veces mayor que la de los hombres blancos. Para los afroamericanos más jóvenes, la disparidad fue aún mayor."

Esto demuestra las falencias del sistema penal estadounidense, y una clara tendencia discriminatoria hacia los y las afrodescendientes; en tanto, las mujeres afroamericanas sufren discriminación racial en igual medida que los hombres.

Entonces, de los datos expuestos, hay claridad acerca de que la discriminación por motivos de raza es un hecho en los Estados Unidos, y este hecho ha detonado una situación latente en ese país. Esto implica que los ciudadanos afrodescendientes y todos aquellos que pregonan por una sociedad más justa y equitativa, no estén dispuestos a continuar con el orden social existente.

Reflexiones finales

Teniendo en cuenta lo mencionado en estas líneas, luego de la muerte de George Floyd a manos de un policía blanco, y con pruebas contundentes sobre su accionar, la sociedad en su conjunto salió a las calles a protestar de manera pacífica en muchos casos, y con actos de violencia en otros. Pero no sería sensato poner el foco en el nivel de violencia desatado. No se justifica, claro está, pero como sociedad debemos pensar en que hay una historia de años de opresión, sumisión y discriminación que despierta sentimientos de injusticia e impotencia.

La nueva pregunta aquí, y todos debemos hacérnosla, es ¿qué esperaba el aparato estatal que sucediera con un hecho como el de Floyd? En este punto, ¿fue realmente consciente el gobierno de Donald Trump de sus dichos ante tal situación? ¿Se tomó verdadera dimensión de lo que sucedía? ¿Está dispuesto el presidente actual a tomar un compromiso político serio para cambiar profundamente lo que sucede a diario en EEUU?

En relación a lo anterior, retomando la pregunta inicial planteada en este artículo sobre ¿por qué ahora? y con la información aportada es claro que la situación global creada por la pandemia del coronavirus ha generado un contexto oportuno para las protestas de todo tipo tanto en EEUU como en Europa o en cualquier otro punto del globo. Al crecimiento alarmante de indicadores como el desempleo generalizado, las suspensiones temporales de puestos de trabajo, la pobreza y la indigencia se suman no sólo la caída abrupta de la economía y disminución del comercio mundial, sino también el impacto negativo en indicadores de salud pública. Y en este contexto uno de los grupos más afectados es la población afroamericana.

Además, en el Siglo XXI ninguna sociedad, independientemente de su ubicación geográfica, está dispuesta a seguir permitiendo el abuso policial, la discriminación racial, o la explotación por género, religión, etnia, etc. Esto es lo que justifica el interrogante de “por qué ahora”.

Ahora porque es insostenible que un gobierno no se manifieste en contra de la discriminación, en contra del abuso de autoridad. Ahora porque compete a los gobiernos generar las condiciones mínimas e indispensables para que todos los ciudadanos puedan desarrollarse, educarse, trabajar y crecer en sociedad sin miedo a ser excluidos, discriminados y, en el peor de los casos, asesinados. Los números en este contexto hablan por sí solos: los negros sufren más que los blancos, las mujeres más que los hombres, los infantes y adolescentes más que los adultos, y así podríamos seguir con muchas comparaciones más, y éste es el por qué, porque estamos cansados.

Qué pasará en una semana, en un mes, en algunos meses, no se puede saber. Lo que sí es conocido y certero es que cualquier sociedad que sufra abusos a partir de ahora no callará, se expresará y no retrocederá ante posibles represiones como las que se han visto en Atlanta, Minneapolis, Washington o Nueva York. Que George Floyd haya sido asesinado fue el inicio de la construcción de un nuevo símbolo revolucionario y un nuevo impulso a la lucha de un movimiento que va ganando adeptos alrededor del mundo, el #BlackLivesMatter. 

* Lic. Federico Lozzano: Licenciado en Relaciones Internacionales y profesor de Organizaciones Internacionales y Transnacionales en la Universidad Siglo 21.

Referencias:
- BENDER, T. (2011) Historia de los Estados Unidos. Siglo XXI Editores. Buenos Aires
- https://www.hrw.org/es/world-report/2020/country-chapters/336764
- https://www.cdc.gov/spanish/signosvitales/salud-afroamericanos/infographic.html#infographic1

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